Otra vez nos toca hablar de incidentes lamentables en el fútbol argentino. Esta vez fue en el tan esperado Superclásico por el partido de vuelta entre Boca y River, por el pase a cuartos de final de la Copa Libertadores.
Todo iba bien; ya se había jugado el primer tiempo y el partido iba 0 a 0. Pero, cuando se cumplía el entretiempo y los jugadores volvían para jugar el segundo tiempo, un grupo de inadaptados hinchas de Boca logró desde el tejido, perforar la manga por la que salía el plantel de River al campo de juego, y arrojarles gas pimienta a varios de ellos.
Los más afectados resultaron Vangioni, Funes Mori, Driussi, Kranevitter y Pinzio, con ardor en los ojos y en la piel.
Inmediatamente fueron auxiliados por el cuerpo técnico, que mediante un médico constató que habían sufrido quemaduras de primer grado, incapacitándolos para seguir jugando. Mientras tanto, la tensión comenzaba a subir en el estadio.
De repente, y como si todo lo sucedido hubiera sido poco, un drone comenzó a sobrevolar la Bombonera, colgando una camiseta con los colores de River, haciendo alusión al temido fantasma de la B. El malestar empezaba a sentirse en todo el estadio.
Pasaban los minutos y los jugadores de River no podían reponerse para reanudar el juego y el partido parecía que ya no iba a seguir.
Pero el árbitro mostraba intenciones de querer continuar el encuentro. Darío Herrera, que dirigía su primer Superclásico, parecía indeciso, aunque dado el estado de los jugadores de River, no había vuelta atrás.
En el campo de juego se producían algunos cruces entre los dirigentes de ambos equipos, el técnico de Boca y el presidente de River.
En medio de tanta incertidumbre y sin saber si se jugaba o no, finalmente el presidente de la Conmebol ordenó la suspensión del partido. Ya todo estaba decidido.
De a poco los hinchas, enfurecidos, comenzaban a abandonar el estadio. Los jugadores de ambos equipos permanecían en el campo de juego esperando la oportunidad para irse.
Pasó el tiempo, tres horas prácticamente y los jugadores de River finalmente pudieron abandonar el estadio, en medio de botellazos, escudados por la Policía Federal. También los jugadores de Boca comenzaron a retirarse, y lejos de mostrar solidaridad con el plantel de River, se marcharon despidiéndose de la barrabrava, 'La Doce', de Boca. Algo lamentable, realmente.
Luego de este partido quedaban algunos interrogantes como, cuándo se volvería a jugar el partido y dónde. Sólo la Conmebol podía decidirlo. Según el código 15, sólo podían pasar dos cosas: o se volvía a jugar dentro de las 24 h. o se programaba otra fecha, o se daba a River como ganador de esta fase. Esta última fue la opción escogida por la entidad, que además decidió eliminar de la Copa Libertadores al club xeneixe, que tampoco podrá participar de la próxima edición del certamen.