La selección chilena sufre los cambios dirigenciales más que cualquier otra del continente, fue un cambio de autoridad lo que alejo a Marcelo Bielsa del cargo y también lo fue lo que aceleró la desprolija salida de Sampaoli, injusta por los logros conseguidos bajo su gestión.Descartadas las posibilidades de volver a contratar Bielsa, los chilenos tantearon a Eduardo Berizzo (ex ayudante de Bielsa) y al Profe Pellegrini, pero sin embargo optaron por otro técnico argentino aunque nacionalizado español: Juan Antonio Pizzi.

A priori, la elección parece bastante lógica, los técnicos argentinos le han funcionado bien a La Roja, y además Pizzi conoce el Fútbol chileno por su paso por Santiago Morning (con quien hizo una campaña histórica en 2009) y por la Universidad Católica, donde gano un campeonato holgadamente y perdió otro imposible con el su clásico rival (2010 / 2011).

Además tiene como antecedente haber sido compañero en el curso de técnico de Pep Guardiola y Luis Enrique, con quienes compartió plantel en el Barcelona y la Selección Española, dato que suma aún más no sea como nota de color.

Sin embargo el ex jugador de Rosario Central recibe una selección marcada por los conflictos internos y la indisciplina, que además viene de realizar su mejor fútbol y obtener los logros más importantes de su historia. Un equipo que ha funcionado mejor bajo las ordenes de entrenadores que están explícitamente sobre los jugadores, que con otros (como Borgh o el uruguayo Nelson Acosta) que dejan a los futbolistas manejarse con mayor libertad.

Pizzi, no tiene los pergaminos de sus predecesores, o si los tiene (campeonatos con San Lorenzo y la U.

Católica) aparecen acompañados por derrotas dolorosas, como la ya mencionada final ante la U. de Chile, la caída con Peñarol en una Copa Libertadores (2011) donde venía desarrollando un gran fútbol, el increíble cierre del torneo de la B Nacional con Rosario Central donde el equipo canalla perdió tres chances de ascenso consecutivas, el flojo andar su equipo en México y la eliminación en semis de la Europa League por parte del Sevilla cuando comandaba a Valencia.

Los más exigentes agregaran que no fueron buenas sus salidas, de Central se fue por la puerta de atrás, con San Lorenzo rompió un contrato para irse a Europa y pese haber salido campeón (con una de las cosechas de puntos más bajas de la historia de los torneos argentinos) nunca llego a meterse en la hinchada, y con el Valencia no pudo continuar pese haber realizado una media temporada (cuando tomo al club) más que aceptable, aunque en este último caso las motivos tuvieron más que ver con los dueños del club valencianistas que con el propio Juan Antonio.

Demasiados antecedentes problemáticos para insertarse en un grupo capaz de fomentar los dolores de cabeza a sus entrenadores.

¿Podrá Pizzi imponer sus maneras en el vestuario y trascender pese a su personalidad cerrada y lejana? ¿Lo acompañara esta vez la suerte para comandar un equipo que ha demostrado que cuando se organiza puede jugarle de igual a igual a cualquier equipo del mundo pero que también es capaz de hacer papelones y perder partidos imposibles? ¿Le tendrá paciencia el público fervorosamente nacionalista? Habrá que darle tiempo a esta nueva etapa de la selección chilena.