¿Cómo nos afectan las emociones? Tanto si se trata de positivas como de negativas, éstas, sin lugar a dudas, influyen directamente en nuestras decisiones y como consecuencia, en nuestra vida. Se hacen sentir en el cuerpo, son difíciles de disimular porque, es inevitable que se reflejan en nuestro rostro. Lo más importante, es gestionarlas de un modo saludable y, para ello, hemos de saber identificarlas porque van a estar presentes en muchos momentos de nuestra vida.

La timidez es una de las emociones que más condicionan a la persona que la sufre.

Nos incomoda y nos hace sentir cohibidos y nerviosos a la hora de relacionarnos. Se recrudece en el momento en que dejamos de ser dueños de una determinada situación y tememos que el factor sorpresa nos juegue una mala pasada. Sin embargo, puede permanecer escondida cuando nos sentimos rodeados de personas de nuestra confianza y sabemos que podemos manejar la situación.

Aún se desconoce realmente por qué se manifiesta. Los científicos siguen sin llegar a conclusiones claras. Mientras unos argumentan que el responsable puede ser un gen presente en la población mundial (20%), y que propiciaría este tipo de emoción desde la infancia, (Genética), otros aducen que se trata de lo aprendido cuando somos Niños y, en el mismo momento en que, por primera vez, empezamos a sentirnos amenazados ante ciertas situaciones (Ambiental).

Según estos estudiosos, no es posible que seamos tímidos desde el mismo momento en que nacemos ya que, no es hasta los 18 meses, aproximadamente, cuando empezamos a tener consciencia de nosotros mismos.

Hay estudiosos que se decantan por las dos teorías anteriores. No descartan la existencia de un gen que propicie la timidez, pero no lo consideran algo determinante.

Sostienen que, este gen podría no manifestarse nunca si el niño crece en un ambiente familiar y social apropiado donde pueda desarrollar una personalidad sana.

Si ya eres adulto y sientes esta emoción, no te alarmes; siempre hay terapias a las que recurrir. Pero permíteme algunas sugerencias más que están al alcance de tu mano: Intenta rodearte de personas que te comprendan, que te hagan sentir aceptado e integrado y con las que puedas desarrollar actividades que aumenten la confianza en ti mismo.

No olvides que las malas experiencias siempre se pueden sustituir por otras nuevas y mejores. Evita fingir ser quien no eres para ocultar tu timidez; tendrías problemas y, lo que es peor, te alejarías de la solución.

En otro sentido, el concepto filosófico sobre la timidez es, que tiene mucho que ver con el ego. Al menos eso es lo que afirma el místico y orador Osho cuando nos dice: Si una persona conoce su propio valor no tiene que preocuparse por lo que piensan los demás, por eso es importante conocerse, porque sólo el ego es el que depende de las opiniones de los otros. El ego tiene que transigir para quedar bien, pero el verdadero ser no (Osho y la personalidad / La guía de la Filosofía). De momento y, por si acaso, empieza a repetirte: Hoy seré el maestro de mis emociones (Og Magdino).