La primavera ya está instalada en el sur del continente americano y, como todos los años, este periodo tan esperado por los amantes de las tibias temperaturas y de las plantas es, al mismo tiempo, el peor enemigo de las personas alérgicas y asmáticas. A este respecto, como si hasta el momento no fueran suficientes los estados que el polen de las plantas les provoca, se acaba de informar que esta situación se agrava paulatinamente a causa del cambio climático.

Recientemente publicado en la revista científica Plos One, el estudio da cuenta de las implicancias que tiene el calentamiento global para la Salud de las personas que sufren de alergias estivales.

Como se sabe, las plantas necesitan del dióxido de carbono (CO2) para poder realizar su fotosíntesis, proceso sin el cual no podrían obtener carbohidratos, su principal fuente de energía. El problema actual surge con la emisión y liberación hacia la atmósfera de gases tóxicos para el ser humano, como el CO2, pero que no lo son para las plantas. De este modo, a mayor "alimento" más producción de polen. La ecuación es simple. Los resultados, no tanto.

De acuerdo a las últimas novedades en el campo de la investigación referida al cambio climático -detalladas por el Centro Internacional para la Investigación del Clima y del Medio Ambiente (Cicero)-, las emisiones de dióxido de carbono están bastante lejos de reducirse, puesto que durante este año se consideró un aumento de 2.5% respecto del 2013.

Frente a este panorama, la situación a futuro se torna compleja para quienes padezcan algún tipo de alergia estacional o Enfermedades respiratorias como el asma.

Cadenas de estornudos, ojos llorosos, garganta y vías respiratorias irritadas, son apenas algunos de los síntomas más comunes de las personas alérgicas. Su rutina diaria se ve entorpecida por molestias persistentes que modifican transitoriamente su vida.

Ahora, el polen, uno de sus peores enemigos, se fortalece. Los responsables -nada más y nada menos-, nosotros mismos. Esto es una prueba más de que la inteligencia del hombre no es ni remotamente superior a la que aplica la naturaleza. ¿Alguna vez aprenderemos de los escarmientos? Mientras esto sucede, habrá que adquirir pañuelos descartables al por mayor.