Según la Dirección General de Salud Mental de la Secretaría de Salud, durante los primeros y últimos días de cada año se incrementan los casos de depresión y suicidio en el mundo.
Entre las causas de esta última, están las de "tipo biológico, sociales, antecedentes personales y las que son producto de acontecimientos como el cambio de año", señala el director del Centro de Atención y Tratamiento Psicológico, Juan Barrera Méndez.
Pero también existe la depresión o trastorno afectivo estacional, resultado de la falta de luz natural en el invierno.
Este hecho afecta "la glándula que está en el cerebro y provoca desajustes emocionales y disminución de la producción de melatonina, un neurotransmisor que permite la transferencia de los impulsos nerviosos del cerebro". En el caso de la depresión hereditaria, existe un desequilibrio genético en la regulación de la serotonina (que interviene en el estado de ánimo) y de la Dopamina (relacionada con la satisfacción y el placer), lo cual origina profunda tristeza y malestar. Para conocer la causa y poder superar los problemas emocionales que provocan la depresión, es necesario buscar ayuda con un especialista.
Celebrar o no celebrar
Estar rodeados de personas que apreciamos puede ayudarnos a reducir la melancolía; reír, apapacharnos y sentirnos queridos hace que nuestro cerebro secrete más endorfinas, que nos generan placer y bienestar.
Todo festejo tiene sentido y es gratificante mientras no sea forzado.
Razones de peso
De acuerdo con el experto, otros factores que provocan malestar durante esta temporada del año son:
Creencias religiosas o ideología diferentes.
Pérdida de un familiar por muerte, separación o viaje.
Problemas financieros y/o pérdida de empleo.
Conflictos y disgustos con los familiares con los que se hacen u organizan las reuniones.
Dificultades en la pareja o con los hijos.
Considerar las fiestas como producto de la mercadotecnia y el consumismo.
Preferencias y gustos diferentes en la manera de celebrar.
Temperamento y personalidad que impiden divertirse.
Vacío existencial por metas no cumplidas.
Sentirse diferentes al resto de la gente por no dar obsequios a la altura de las exigencias de los demás.
Ansiedad por la tradición de los regalos y el gasto que representan; por las aglomeraciones y la presión de agradar a los seres queridos.
El especialista asegura que algunas maneras de tener un feliz fin de año y tener uno mucho mejor son:
Ser realistas, no aceptar hacer cosas que no están a tu alcance y organizar actividades diferentes y agradables. Compartir lo que sientes, modificar tu pensamiento negativo y convertirlo en algo positivo, u olvidarse de lo que no pudo ser, y buscar nuevas motivaciones para conseguir sueños próximos.