La escritora Silvia Freire, tiene 25 años de experiencia en el camino del autoconocimiento. Trabaja, sobre todo, con mujeres de diferentes edades a las que les ayuda a ver una nueva forma de interpretar la vida. Los temas que tratan son muy variados y la violencia no es la excepción. Por eso nos ofrece otro enfoque: ¿de qué nos habla esa situación?
¿Por qué se origina la violencia de género?
- Para empezar, creo que sería importante cambiarle el nombre; con hablar solamente de violencia me parece que alcanza. Al decir violencia de género, ponemos a la mujer en un lugar inferior, débil o impotente.
Me resisto a que nos veamos así. Además, la mujer también es violenta verbalmente, la palabra es un arma filosa, ya que es capaz de herir. El pacificador Marshall Rosemberg, recientemente fallecido, en su método de comunicación no violenta, dice que las palabras son "cuchillos" para matar o cortar nutritivos alimentos. Las mujeres tenemos muchísima capacidad para dar justo en el blanco, en el centro del dolor del otro. Sabemos dónde apretar, qué botón tocar para que el otro explote.
En relación al género, es una pena que la mujer haya avanzado tanto para ahora retroceder, declarándose víctima de un victimario. Lo que pretendo con este enfoque es que la mujer recupere el poder y sepa que todo lo que nos pasa lo provocamos de alguna manera, y siempre es para el mayor bien para sanar algo viejo, algo preexistente.
Tendría que estar de más aclarar que no estoy a favor de la violencia, en ningún sentido. Bajo ningún concepto se debe golpear.
Puntualmente, en relación a tu pregunta de por qué se origina la violencia de género, la palabra "origina", nos invita a ir a buscar el origen, el inicio de la violencia. Todo comienza en la infancia, tanto en la niñez del victimario como en la de la víctima.
Al remontarnos al pasado, ponemos una vieja obra en el escenario, que es nuestra vida, y allí aparecen nuevos actores, pero el argumento sigue siendo el mismo. Al recrear yo puedo ver que esto me pertenece: es ahí donde podemos identificar que a veces imitamos a mamá y a veces a papá. Me da la sensación de que la inteligencia superior de cada uno de nosotros está originando la recreación para que podamos estar, como dice el proverbio, "Cien millas en las sandalias del otro".
¿Crees que una persona que sufre un acto de violencia es víctima o hay algo que no está viendo?
Creo que la persona que permite la violencia del otro, lo que no está viendo es que es víctima de sí misma, de su pasado, de la repetición mecánica, de no parar, detenerse y mirar que uno puede empezar de nuevo. Porque tiene que haber otra manera, uno puede encontrar esa forma de vivir diferente. Lo que quiero destacar, es que el que permite la violencia y no se va, no es porque cree que no puede hacer nada, o no tiene donde ir. No quiero que bajemos a la mujer a ese lugar, simplemente no se está dando cuenta de que la jaula está abierta y que sí puede salir. Si continuamos hablando del carcelero, le seguimos haciendo creer a la mujer que es inferior.
Me parece que este es el punto más importante y el que más me destaca.
Como dice el dicho, todavía "hay mucha tela para cortar" sobre este tema. Pero esto es una invitación a cambiar el foco al problema, y buscar una manera diferente de seguir.