El Centro Financiero de Sydney se convirtió hoy en el centro de la solidaridad y el dolor, en el homenaje que miles de ciudadanos quisieron darle a las dos víctimas inocentes asesinadas ayer por el secuestrador y falso clérigo iraní Man Haron Monis, quien durante casi 17 horas mantuvo secuestrados a 40 personas desde muy tempranas horas de la mañana de ayer lunes.

Los australianos unidos en el dolor quisieron demostrarle el afecto a los familiares de Katrina Dawson, abogada de 38 años y madre de tres niños que en un gesto loable se abalanzó sobre el cuerpo de una mujer embarazada a la que el secuestrador le iba a disparar salvándole la vida, y a la familia de Tori Johnson de 34 años y gerente de la cafetería que en un intento por desarmar al iraní, le asesina sin piedad, cuando se inician los disparos fue entonces que la policía australiana entra en el local y termina con la pesadilla y de horas de terror.

La calle peatonal Martin Place de Sydney se ha llenado de ramos de flores que poco a poco han ido dejando los ciudadanos emocionados y con claros mensajes de solidaridad. "Hoy todo el mundo tiene algo de miedo. Algo ha cambiado en la ciudad", comentaba a la cadena local ABC, después de depositar su ofrenda floral un residente de la zona.

El secuestro se saldó, además de los tres fallecidos en los que se incluye al secuestrador, en cinco rehenes, todas mujeres y un agente de la policía australiana heridos, que fueron trasladados a un hospital de la zona, donde según ha informado la policía a través de un comunicado, se encuentran en situación estable.

Se ha podido conocer que en 1996 a este iraní se le concedió asilo político y desde ese momento cambió su verdadero nombre Manteghi Bourjerdi y se hizo llamar Man Haron Monis adoptando el título de jeque Haron.

Tenía muchas cuentas pendientes con la policía, en la que podemos mencionar ataque y abuso sexual, haber protagonizado varias protestas en contra de la participación de soldados australianos en Afganistán.

Lo que está claro es que aquí ha habido fallos y que hoy Australia no puede decir que está segura de la inclusión en su territorio de terroristas del Estado Islámico, por lo que se ha levantado una alerta máxima de seguridad. Solo quedan las flores sobre el pavimento en recuerdo de los dolorosos hechos que hoy enlutan a familias australianas.