De acuerdo al tabloide británico dailymail, Pan Yong empezó a perder de forma progresiva su visión por una combinación de cataratas y glaucoma. Hoy tiene 43 años y está radicado en una dependencia policial de Ci Chong, en el pueblo de Lanba (provincia de Gizhou, suroeste de China).

En la antes mencionada dependencia es el único oficial y se encarga de la estación de tren de Ci Chong. A su cargo tiene un distrito de unas tres aldeas y trece colectivos pequeños. En total la jurisdicción del oficial Yong es del total de 38 kilómetros que abarca la vía de ferrocarril.

Sus ojos apenas si pueden registrar algo de luz.

Lo más sorprendente por supuesto es que ante la terrible desventaja que su condición le genera para un trabajo que supone mantener el orden, es que así y todo a logrado mantener su jurisdicción sin ningún crimen ni accidente de tránsito durante ¡más de una década!

La conmovedora historia tiene además otro aditamento extra. Pan tiene a su lado a su esposa quien lo asiste en su tarea a la vez que realiza su propio trabajo en la estación.

Tao Hongying tiene 46 años y se casó con Pan Yong en el año 2004. Trabaja como guardia de seguridad en la estación de tren local, y esto le permite estar cerca de su esposo y ayudarlo con los chequeos de seguridad a diario.

Tao cree que fue el destino lo que los unió.

Algunos habitantes del pueblo de Lanba creen que la capacidad para realizar su trabajo, el oficial Yong la obtiene del buen karma. De todos modos desde muy joven estuvo en contacto con la lucha contra el crimen ya que se crió prácticamente en una estación de policía, de acuerdo a su propio testimonio.

"Se que mi posición es pequeña, pero amo mi profesión. Siento que ya estoy cumpliendo con mi deber cuando estoy parado en mi puesto, aunque no deba hacerlo".

También siente que el servicio público le da verdadero sentido a su vida. "Aunque no pueda ver los trenes aún puedo oírlos". No duda en definirse como un 'workaholic'.

Pan reveló que sentía que su vida estaba acabada cuando perdió la visión, pero su esposa lo ayudó a renovar su fe. "Cuando sostengo su mano puedo caminar libre, siento que nada puede preocuparme".