Treinta y tres años no son nada. No al menos en la historia. La Guerra por las Islas Malvinas terminó el 14 de juniode1982, fecha acordada del cese de hostilidades, pero la herida sigue abierta, para la mayoría de los argentinos. No bastó con la victoria sobre los ingleses en el mundial de México 86 para dejar aquel enfrentamiento atrás.
La Guerra por las Islas Malvinas quizás sea una de las pocas que ha provocado algo positivo en una sociedad. Y es que, en parte por el fracaso de aquel enfrentamiento militar, Argentina a los pocos meses se despojaría de un gobierno de facto (1976-1983).
En los últimos días, se volvió a hablar sobre la soberanía de las Islas, gracias a la intervención del Sumo Pontífice [VIDEO]. El Papa Francisco apareció en una foto con un cartel que pedía el diálogo por las Malvinas. Rápidamente llegó el rechazo de los isleños. Desde la cuenta de twitter @falklands_utd -ligada a un grupo de isleños- se lanzó el siguiente tuit: "De nuestra población de 3000 personas hay muchos católicos a los que usted decepcionó”. Unos minutos antes, desde el mismo usuario de la red social, el blanco había sido la presidente de Argentina, Cristina Kirchner. En este caso, el mensaje fue mucho más duro. Quizás por esa misma razón fue borrado minutos más tarde. El tuit decía: "La desesperación de la vieja cabra Kirchner.
¿Cómo está tu inflación?" y estaba acompañado por una captura de imagen de la cuenta oficial de la mandataria.
La embajadora argentina ante el Reino Unido, Alicia Castro, sostuvo que el gesto del Papa fue porque "es un líder mundial y a la vez un promotor por la paz". Además, aseguró que “todos los países y pueblos del mundo coinciden en el sentido de la importancia del diálogo entre las naciones”.
Por su parte, Ciro Benedettini, el asistente del Vaticano para los medios de habla inglesa, aseveró que"La foto publicada en muchos diarios en la cual fue retratado el Papa con un cartel que invoca el diálogo entre Argentina y Reino Unido sobre Malvinas fue sacada en el contexto de una audiencia general en la cual muchos fieles entregan al Papa varios objetos, a menudo para hacerse fotografiar".