Según The Atlantic, todavía hay pocos medios o círculos diplomáticos haciendo la pregunta más importante sobre la actual crisis migratoria europea: ¿dónde han estado los países árabes ricos estos últimos años mientras la guerra civil en Siria continúa y miles de refugiados han escapado a países vecinos? Los únicos países árabes que han aceptado refugiados sirios son Jordania y Líbano, dos economías débiles con medios limitados, y aunque algunos países ricos han enviado algo de ayuda a Turquía, Líbano y Jordania, nunca han ofrecido un plan capaz de hacer una diferencia.

De acuerdo al mismo reportaje, el PIB combinado de cinco países árabes de la Península Arábiga (Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrain) se estima alrededor de los US$ 2 trillones al año, y su población está por debajo de las 55 millones de personas. El ingreso per cápita anual en el miembro menos afortunado del grupo (Bahrain) es de mas de US$ 21.000. La nota sugiere que el 5% de su PIB anual combinado podría haber ayudado a evitar lo peor de la crisis.

Una de las señales mas evidentes con las que se pudo haber previsto la posición de los países árabes más ricos frente a la crisis es el hecho de que para un ciudadano iraquí, sirio o libanés, es casi imposible conseguir una visa temporal, siendo igualmente imposible, o peor, conseguir un permiso de trabajo.

Estos gobiernos ni siquiera le permiten a estos refugiados el paso sobre su territorio, aún si es en camino a otros países.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) mas de 3 millones de sirios se han convertido en refugiados, y mas de 6.5 millones están desplazados dentro del país. El organismo asegura que es la peor crisis humanitaria a la que se enfrenta actualmente, y es que al menos 5.5 millones de menores han sido desplazados por el conflicto y al menos 10.000 han muerto, por lo que están seguros de que los niños son los principales afectados por el conflicto.

Hace unas semanas, se hizo viral en las redes la fotografía de un niño sirio llamado Aylan Kurdi, quien se ahogó en el Mediterráneo tratando de huir de la crisis con su familia y cuyo cadáver terminó en las costas de Turquía. La imagen, capturada por la fotógrafa Nilufer Demir (Humanity Washed Ashore) y publicada por la agencia REUTERS, impactó a la comunidad internacional e hizo estallar el reclamo de miles de ciudadanos europeos a sus gobiernos sobre la crisis migratoria.

Parte de la explicación de la aparente indiferencia de la Península yace en que los países que la integran temen la inmigración por parte de otros territorios árabes pues siempre han guardado celosamente su riqueza. Antes también ha sido una preocupación la posible inestabilidad política que provocarían estos árabes de otras tierras: mientras que los trabajadores pakistaníes y los indios siempre serán extranjeros por la diferencia de idiomas, los migrantes árabes hablan la misma lengua y pueden influir sobre poblaciones locales, especialmente en sociedades tan volátiles como las de la Arabia Saudita.

Aún después de reconocer todo esto, sigue siendo confuso el por qué de la inacción de estos 5 países que reúnen en sí mismos un ingreso nacional combinado de US$ 2 trillones y por qué no se han pronunciado sobre la peor crisis humanitaria actual. La nota culmina asegurando que, después de todo, han estado siempre involucrados (directa o indirectamente) en la Guerra Civil Siria al haber animado o armado a varios grupos.