Michelle Obama asistió al último discurso sobre el Estado de la Unión que dió su esposo Barack Obama, enfundada en un espectacular vestido del diseñador Narciso Rodriguez. El atuendo, de un color amarillo vibrante, se agotó en menos de 50 minutos, en la página web del prestigioso modisto norteamericano. Es decir que su marido no había terminado de hablar y el vestido ya estaba agotado.
Se supone que Michelle eligió ese color para su vestido porque éste transmite optimismo, en concordancia con su esposo.
La primera dama de Estados Unidos es el máximo ícono de la Moda que tiene el país del norte, su look es seguido atentamente por millones de mujeres en el mundo. Cada aparición que realiza Michelle puede generar una ganancia de 15 millones de dólares a la marca de moda que ella esté usando en ese momento. Ella siempre ha elegido nuevos talentos del diseño y los convierte en famosos en segundos. No usa vestidos caros, porque quiere que la mujer norteamericana promedio sienta que puede lucir bien sin gastar mucho.
La base de la exquisita estética de Michelle Obama se puede resumir en poco maquillaje, pocos accesorios, corte de pelo carré y vestidos muy coloridos que resaltan su color de piel. La razón del éxito de la primera dama como embajadora de la moda de su país es que ella elige modelos para inspirar a las mujeres a vestirse con elegancia y proyectar ideas positivas en sus atuendos. Las mejores publicaciones de estilo la han señalado como una de las mujeres mejor vestidas del mundo.
Michelle Obama logró la tapa de la revista Vogue, edición estadounidense, con el titular 'La primera dama que el mundo ha estado esperando". Esa publicación fue la tercera más vendida de la historia, sólo detrás de las ediciones protagonizadas por Kim Kardashian y la cantante Beyoncé.
Eso da una idea del poderío de la primera dama como símbolo de estilo y buen gusto. Las próximas esposas de los futuros presidentes seguramente se inspirarán en el espíritu transgresor y la elegancia de Michelle.