Un nuevo juego macabro acecha a adolescentes y niños en Argentina. 'El juego de la ballena azul' llegó a nuestro país, luego de instalarse en varios países del mundo. El terrible entretenimiento tiene origen en Rusia, donde al menos se suicidaron 130 jóvenes porque siguieron el 'juego' desde Facebook, uniéndose a grupos de la muerte. El mecanismo funciona así: el niño o el joven solicita unirse a un 'grupo de la muerte', lo aceptan y luego le asignan 50 tareas que debe cumplir obligatoriamente, uno cada día. El 'trabajo final' consiste en subir a un piso muy alto y suicidarse.

El origen

El juego macabro nació en Rusia y se llama así en alusión a las ballenas que se suicidan masivamente, llegando a la orilla del mar. La peor consecuencia es la muerte pero hay otras muy graves. Una de las tareas a realizar es la autoflagelación, luego subir las fotos al grupo de Facebook para probar que efectivamente se hizo. Además, quienes abandonan el grupo son acosados por mucho tiempo, incluyendo amenazas a los familiares y amigos de la víctima. El entretenimiento maldito ya llegó a América Latina, principalmente a Brasil, Chile, Colombia y Uruguay.

Un público vulnerable

La niñez y adolescencia son etapas vitales donde se busca la aceptación del otro. Por eso muchos púberes son víctimas de estos juegos, ya que buscan pertenecer a un grupo.

Ya hubo otros entretenimientos peligrosos que pusieron en vilo a padres y docentes, arruinando familias enteras. Hasta hace poco estuvo de moda el 'Charlie-Charlie', que consiste en invocar a Satanás, a través de un lápiz y un papel. Lo jugaban exclusivamente los niños. Desde Estados Unidos se popularizó el 'chocking game', que consiste en hacer que una persona se desmaye, para que ella sienta el desvanecimiento.

El año pasado se puso de moda en nuestro país 'El juego de las tumbas', que consiste en ir en grupo a un cementerio, reunirse alrededor de una tumba e invocar espíritus malignos. Las consecuencias de este juego son daños psicológicos que afectan al joven de por vida. Se sabe que los adolescentes necesitan adrenalina para sentirse bien y por eso acceden a estos juegos temerarios.

La única solución disponible es alertar a la sociedad de esta problemática desde los medios de comunicación.

Además se abre el interrogante de por qué los jóvenes no encuentran una manera sana de generar adrenalina y que puedan quedar satisfechos consigo mismos.