Estados Unidos ya no será parte de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La razón de esa medida es que ese país cree que la UNESCO es anti-israelí. La medida será efectiva desde el 31 de diciembre del 2018. Horas después de esa decisión, Israel decidió hacer lo mismo, ya que consideró valiente la decisión de Donald Trump.
La Directora General de la UNESCO, la búlgara Irina Bucova, lamenta la decisión de ambos países ya que de esta manera piensa que la organización internacional pierde universalidad.
Además, el país presidido por Trump era el que más dinero aportaba a esa entidad.
Antecedentes
La relación entre la UNESCO y Estados Unidos siempre fue conflictiva. En 1984, el entonces presidente norteamericano Ronald Reagan, retiró a su país de la UNESCO por considerarlo mal administrado. Esa nación se reincorporó en el 2003. En el 2011, cuando el organismo incluyó a Palestina como miembro, decidió dejar de financiarlo. Tanto Israel como Estados Unidos acusan a la UNESCO de falta de imparcialidad, ya que según ellos, el organismo tiende a beneficiar a los países musulmanes. Además señalaron que el ente necesita una profunda reforma. La institución niega esas acusaciones, argumentando que sus prioridades son la paz, la cultura y la educación.
Lo que sigue
Estados Unidos dice que seguirá comprometido con la UNESCO, pero desde otro lugar: un miembro observador. Comparte con Israel la visión de que el ente internacional distorsiona la Historia en vez de conservarla y decir la verdad. Muchos creen que la decisión de Trump refleja a la perfección su política de aislar a Estados Unidos del mundo, ya que él está en contra de la globalización.
Hay que recordar que el presidente norteamericano también retiró a su país del Acuerdo de París sobre el Cambio Cimático. El mandatario lo hizo porque cree que las empresas estadounidenses no contaminan tanto como dicen.
La salida de Estados Unidos tendrá consecuencias negativas en la institución, ya que se encuentra escasa de fondos y ahora se quedó sin su principal proveedor.
Por lo pronto, la entidad eligió a una nueva directora, la francesa Audrey Azoulay, ex Ministra de Cultura de Francia, para que dirija ese ente, que se encuentra en su peor momento. La salida de Estados Unidos del organismo significa la mayor pérdida de dinero de la institución y Azoulay deberá enfrentar ese enorme desafío.