El mundo árabe se ha dividido a favor o en contra de Qatar o del bloque Saudí conformado por cuatro países unidos por la amenaza y el miedo de que Irán aumente su influencia en la región y de que la Hermandad Musulmana sea aún más influyente en Egipto. Impusieron determinadas condiciones para retomar relaciones diplomáticas y comerciales con el pequeño reino, que está siendo respaldado por Irán y Turquía, mientras que Estados Unidos mantiene una posición ambivalente, a pesar de que Donald Trump mantiene una fuerte alianza con la monarquia saudi.
Países como Pakistán, Israel, y Rusia además de la Unión Europea se mantiene neutrales frente al conflicto regional. Kuwait, apoyado por Moroco, ha actuado como mediador entre las dos partes, sin embargo, probablemente debido a presiones saudíes en las últimas semanas ha disminuido aún más sus relaciones diplomáticas con Irán.
La crisis actual de los países del golfo atrae el foco de atención que se mantiene en el mundo árabe especialmente desde el ataque en suelo neoyorkino al World Trade Center en el 2001, llevado a cabo por Al Qaeda. El grupo terrorista liderado por Osama Bin Laden, y que trajo como consecuencia la posterior invasión liderada por Estados Unidos en Afganistán e Irak, de la cual surgieron algunos grupos yidahistas, que se adhirieron a la ideología de Al- Qaeda.
En su mayoría, eran grupos musulmanes sunnitas que se regían por la ley de la sharia y el wahabismo. Misma corriente religiosa que rige en Arabia Saudita, el reino, donde no existe la democracia, donde los derechos humanos para las mujeres son escasos o nulos, donde se reprime a la minoría chiita, donde los tratos comerciales con la compra de armas y las negociaciones de petróleo con sus principales socios e inversores occidentales como lo son Estados Unidos e Inglaterra han servido para callar las voces de las ilegalidades cometidas por la monarquía saudí que pretende manjear todas las fichas del tablero árabe.
En el conflicto que existe entre los países del golfo, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, exigen a Qatar cumplir con trece condiciones para levantar el bloqueo al cual le han sometido, y retomar relaciones diplomáticas y comerciales, entre las cuales se destacan, retirar su apoyo a la Hermandad Musulmana, a Hamas, cerrar la cadena de noticias Al- Jazeera la cual goza de gran popularidad en todo el mundo árabe y fuera de él, cortar relaciones con la República Islámica de Irán, principal enemigo regional de Arabia Saudita, ya que representan a las dos diferentes ramas del Islam, chiitas y sunitas.
El rol de Egipto en este conflicto, representa el temor a un alzamiento similar al que ocurrió en 2011 en medio de la primavera árabe, debido a la mala calidad de vida y a la falta de libertad; ya que las condiciones desde entonces y a pesar de la caída del dictador Hosni Mubarak han empeorado, la represión contra la población y los opositores es peor así como la censura y la mala economía del país, donde casi la mitad de la población sobrevive con un promedio de dos dólares diarios. Gobernado desde el 2013 por Abdel Fattah al-Sisi, quien desde el comienzo ha sido apoyado por Arabia Saudita, Bahréin, y los Emiratos Árabes Unidos, pero que es considerado por muchos un dictador, teme que aumente la influencia de los Hermanos Musulmanes.