Jerusalén, considerada ciudad sagrada tanto para palestinos como para judíos, es ahora más que nunca, eje central del conflicto entre las dos partes, debido al reconocimiento oficial de Jerusalén como capital de Israel, por parte de Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

En un Oriente Medio saturado por las guerras y los diferentes ataques llevados a cabo por grupos extremistas, que atacan a todos aquellos que se oponen a sus creencias e ideologías. Líderes del grupo terrorista Al-Qaeda han realizado un comunicado a través de un video, en el cual hacen un llamamiento a todos los musulmanes para que se alcen y reclamen el derecho de Palestina sobre Jerusalén, “liberando”, según sus palabras, la Ciudad Santa sin importar las consecuencias.

También piden que se ataque tanto a americanos como a judíos. Según el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, la embajada será trasladada según los planes actuales a finales del año 2019.

La semana pasada, Nabil Shaat, representante del Consejo Central de la Organización para la Liberación de Palestina, ha pedido al gobierno de EE.UU. que retroceda en su decisión de declarar a Jerusalén como capital de israel. Además, ha renunciado a la posibilidad de entablar futuras conversaciones de paz con el gobierno israelí, cancelando así, los Acuerdos de Oslo firmados en 1993. Para las autoridades palestinas, y toda la comunidad en general, Israel, apoyado por el gobierno de Donald Trump, está violando leyes y resoluciones internacionales.

El reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado de Israel, más la advertencia de trasladar allí la embajada norteamericana, que hasta el momento permanecía en Tel Aviv, han desencadenado gran rechazo internacional, incluso de países aliados de EE.UU, y una fuerte ola de violencia, entre la población, en la que la Autoridad Palestina ha dejado de reconocer a Israel como estado.

El conflicto palestino israelí que inició en 1948 ha modificado el mapa en Medio Oriente. La posición de Trump en el conflicto, en el cual ha inclinado la balanza un 100% hacia el lado israelí, deteriora aún más la relación entre las dos partes creando aún más frustración entre los palestinos, y da luz verde para que las políticas restrictivas de Netanyahu, primer ministro de Israel, sigan su curso.

La política de los asentamientos judíos reforzada por el primer ministro, los miembros de su partido político Likud y otros miembros políticos de ultra-derecha, ha cobrado más fuerza en los últimos meses, llegando incluso a pretenderse anexar esos asentamientos , a Cisjordania, tierra que pertenece a los palestinos pero que está en gran parte ocupada, también militarmente.

Muchas de las medidas restrictivas que Israel impone a palestina están consideradas internacionalmente como violación de los derechos, teoría apoyada por varias ONG internacionales, como Human Right Watch, e incluso la ONG israelí Hamoked, que defiende los derechos individuales de los palestinos víctimas de la ocupación. La autoridad palestina, exige para abrir la posibilidad de retomar las conversaciones de paz, que Israel respete las fronteras aprobadas por la ONU en 1967 e detenga su política de asentamientos.