Normalmente identificamos las universidades con materias aburridas y monótonas que tenemos que sobrellevar a cambio de obtener un título que nos sirva en un futuro para ser capaces de obtener un trabajo relacionado con ello en el futuro. Evidentemente, si elegimos una carrera que nos guste podremos encontrar un montón de asignaturas que nos apasionen por ser aquello que nos interesa, pero desde luego no esperamos encontrar a Hulk o a Thor entre las materias. Aunque de hecho hace años en mi universidad se hizo un curso en el que se estudiaba al Capitán América y a Supermán como vehículos de la simbología americana durante los años cincuenta.

Pero eso fue porque el profesor era muy suyo.

Estados Unidos es un caso particular, allí los conocimientos se obtienen con ciertas técnicas que en muchos casos permiten que la materia de estudio puedan ser los cómics o, como pasó hace no mucho, la saga de fantasía "Canción de hielo y fuego". Lo que cuenta no son los datos que se utilizan sino el conocimiento que el alumno logra obtener una vez el libro se ha cerrado y la campana ha anunciado el final de la jornada.

En este caso tenemos un estudio sobre la estrategia que la compañía dueña de estos personajes está llevando adelante para obtener unos beneficios enormes de estas licencias y cómo ha logrado no saturar el mercado a pesar de sacar varias películas al año.

En palabras de Arnold T. Blumberg, profesor que imparte el curso y que es un historiador especializado en cómics y cultura pop "Cada generación tiene su propia mitología que sirve tanto como vehículo de entretenimiento, así como para la educación, la ética, la moral, las cuestiones de raza, género, clase... Durante los últimos años "Harry Potter" y "El Señor de los Anillos" han jugado en ese papel para decenas de millones de personas.

Cuando era más joven, fue la primera trilogía de "Star Wars" la primera que vi en los cines".

Por supuesto también se hablará de otros aspectos que hacen grandes a estos personajes, como pueda ser la facilidad que tiene Marvel para lograr introducirnos de manera magistral en el viaje del héroe de sus personajes, casi siempre apoyándose no en sus virtudes, que son muchas, sino en sus defectos. Hace humanos a los personajes para hacer que todos sintamos un poco a ese héroe en nosotros.