¿Para qué se compra un teléfono inteligente? ¿Será acaso para ser más inteligentes? Muchos responderían que, quien adquiere un dispositivo móvil de este tipo, lo hace para comunicarse. Y es cierto. Lo que sucede, es que este aparato ha mutado los modos en que, hasta no hace mucho, las personas se comunicaban a través de un teléfono convencional, es decir, llamando o mandando algún que otro mensaje de texto (SMS). Sin embargo, la telefonía móvil hizo que, en muy poco tiempo, los individuos puedan gozar de los beneficios de Internet. Así es que lo que antes se usaba fundamentalmente para hacer llamadas, ahora pasó a ocupar otro rol.

Y con este cambio, las comunicaciones se diversificaron. En este sentido, según detalla un reciente informe realizado por la empresa Telefónica, la mayoría de los jóvenes considera que esta conexión permanente a la red les permite mejorar no solo sus vidas -lo que es entendible en una etapa tan crítica como la adolescencia -sino que además cree que su Educación también mejora.

El resultado salió de una exhaustiva encuesta de 170 preguntas que respondieron 4.200 jóvenes latinoamericanos; del total, un 78% contaba con un teléfono inteligente, lo cual no es una cifra menor considerando los costos que tienen estos equipos. Al procesar las respuestas del sondeo, los especialistas hallaron que esta generación de jóvenes a los que se denomina como Generación Y o Millennials demuestra una actitud muy positiva hacia su futuros emprendimientos.

Entre este espíritu emprendedor y el vínculo casi indisoluble que los adolescentes entablan con su Smartphone, queda flotando la cuestión del aprendizaje, el valor del conocimiento, y la viabilidad de adquirirlo mediante la simple conexión a la red.

Por otro lado, el estudio pudo registrar algo que se sabía empíricamente: los teléfonos ya no se usan para llamar, sino para estar conectados a redes sociales preferentemente.

En línea descendente, luego se lo usa para el envío de mensajes instantáneos (WhatsApp, por ejemplo), de texto y por último para hacer llamadas.

En algunos provoca enojo, en otros aprobación obsecuente, lo cierto es que la tecnología no solo revoluciona los modos de vivir, sino también los de pensar (o creer).