Las fiestas de fin de año marcan un tiempo de balance; se añaden los apuros para comprar regalos y el estrés que se suma por los gastos cuando la cuestión económica está complicada. Simultáneamente aparecen los cuestionamientos personales y familiares, con un disgusto generalizado, porque es muy difícil no dejar de pensar en objetivos no logrados, o esperanzas que el 2014 desbarató por diversos motivos. Asimismo, la parafernalia de la llegada de las fiestas puede perjudicar la salud y las emociones.

http://pxses.smowtion.com/pixel.gif?id=SMWT-1-00014957-026-01-141115-5&jsver=40http://audit1.smowtion.com/pixel.gif?section=SMWT-1-00014957-026-01-141115-5&exchange=RME&bc=0.9643830228648909La cara de la Argentina

Junto con los brindis y las celebraciones en familia y/o amigos, la realidad argentina muestra una cara bien definida.

Es que, según las estadísticas, entre el 15 de diciembre y el 1 de enero, aumentan los casos de depresión, ansiedad y malestar existencial. Además, por estas fechas se agregan asuntos políticos, económicos y sociales, que llevan a padecer un estrés colectivo.

Un alto porcentaje de mujeres argentinas tiende a desvalorizarse, en relación a los hombres, por lo que no concretaron en el año. Su mirada retrospectiva se torna nostálgica, impotente y fastidiosa; les cuesta ganarle a la ineptitud que experimentan y, a la vez, se vuelven autoexigentes.

Los encuentros en las fiestas debieran ser gratos; sin embargo, falta generalmente armonía, cunde el aburrimiento, el cansancio de escuchar las mismas historias de cada comensal y todo ello contribuye a sentir bajones de ánimo y estrés.

Además, la psiquis de cada persona a esta altura del año quiere acabar con las rutinas y descansar, mientras que el nivel de energía es bajo y con poca fuerza para comenzar algo nuevo. Por estas razones, cualquier suceso se ve como una carga pesada y es posible que se produzcan síntomas psicosomáticos, irritación y ansiedad.

Prepararse personalmente para un 2015 mejor

Hay que combatir el estrés y tratar de convertirlo en una ocasión de renovación y crecimiento para que la vida personal transite con amor, potencia y claridad. Para ello, nada mejor que seguir algunas recomendaciones:

  • Ser consciente de los pequeños éxitos y actividades que han brindado bienestar en 2014: Mirarse a sí mismo menos rigurosamente y sin una exigencia desmedida. En cuanto a lo que quedó sin realizar, definir si vale la pena insistir en recomenzar o si es preferible postergarlo. Ordenar y observar atentamente las metas que se pretenden alcanzar, aunque de un modo armónico, sin hacerse cargo, ni culpándose de lo que permanece pendiente.

  • Sacarse los viejos rencores: No crear conflictos; cortar distancias con un familiar o allegado que ha hecho daño. Estas semanas tienen que aprovecharse para dialogar sin resentimiento y formular aclaraciones; esta actitud aporta mucho a la salud psicofísica.

  • Elegir con quien pasar las fiestas: No encadenarse sin sentido a gente con la cual ya se sabe que habrá malestar; responsabilizarse de las decisiones es un procedimiento óptimo para confiar en uno mismo y predisponerse a disfrutar de una mesa compartida.

  • Comprometerse con un rumbo que nutra el espíritu: Un puntal fundamental es comprometerse y predisponerse a que el 2015 sea pleno, lo que no es un imposible con una postura vital. Gratifica muchísimo y, más allá de los resultados, aporta la sensación de que se pone toda la energía para que mejoren áreas específicas de la vida. Determinar objetivos pequeños y claros da confianza, poniendo amor, conciencia y esfuerzo.