El pasado miércoles, en un galpón de 7500 metros cuadrados ubicado en el Centro de Experimentación de la Universidad Nacional de San Martín, comenzó el WorkShop de la artista Marina Abramovic, en el marco de la Primera Bienal de Performance de Buenos Aires desarrollada entre el 27 de abril hasta el 7 de junio.

Fenómeno cotidiano en las muestras, talleres o happenings de la artista serbia, que viene desde los 70' sorprendiendo a un amplio público alrededor del mundo, la espera en promedio para ingresar es de dos horas; debe salir gente para poder entrar.

Una vez adentro, más de diez hombres y mujeres vestidos de negro dan la bienvenida en silencio. Entregan en mano unos auriculares, pero no hay nada que escuchar más que el silencio absoluto. Otro de los asistentes toma mi mano y me guía hacia una mesa blanca de cinco metros de largo. Alrededor, muchos otros, con cara de desentendidos, mirando al piso, caminando en pasos agigantados, recostados boca abajo, sentados, meditando en paz. Observando los cuadrados de color amarillo, azul y rojo en cubículos alrededor del salón por un tiempo indefinido.

Separar y contar

El arroz y las lentejas, dos alimentos que en nutrición se pueden complementar para reemplazar la carne, es el mensaje que quiere dar Marina Abramovic al poner sobre dos mesas blancas largas estos materiales entremezclados con un cartel indicativo: "Separe y cuente". Junto a cada puñado de granos, un lápiz y una hoja en blanco. Por supuesto que uno es libre de dar su propio interpretación en el asunto, pero también está la opción de hacer un seguimiento estricto y preciso y anotar en la hoja, junto a otras treinta personas, también sentadas ahí.

La impresión inicial de la situación deja una sensación de soledad necesaria. Y un silencio extremo. Es el grado de concentración que se le ponga a lo que está pasando a su alrededor, o a lo que siente el interior de su propio cuerpo, un análisis introspectivo del propio ser, aunque haya cámaras y personas mirando.

La carne humana invariablemente humana, siempre fue algo importante para Abramovic. Desde su primer performance 'Ritmo 10', de 1973 en la que se cortaba la panza usando veinte ritmos y 20 cuchillos con una grabadora, tratando de repetir estos ritmos con el mismo corte, como un juego ruso, hasta 'The Artist Is Present', dada a conocer el 14 de marzo de 2010 en el MOMA. Allí, ante miles de personas, la artista permanecía sentada en una mesa esperando a que cada participante se sentara frente a ella para sólo mirarse. De ahí se desprende en 2013 el documental "The Artist Is Present", dirigido por Matthew Akers y nominado a 'Mejor Documental' en el Independent Spirit Awards.

En todos sus trabajos se puede apreciar la entrega a través de un estado físico y mental, y este también fue el caso. Pero la energía no sólo es emanada por su cuerpo y espíritu sino también por la de todas las personas presentes.

Cuál es el mensaje? Esta pregunta puede tener una respuesta diferente de cada uno de los participantes del WorkShop. En dos palabras: Entrega y aceptación. Entrega a los diferentes estímulos y aceptación a lo que somos.