Por estos tiempos se menciona y recuerda a bandas como Los Redonditos de Ricota o Soda Stereo quienes, para los jóvenes (y no tanto) forman parte del abecé del rock nacional. Quizás otros mencionen a Andrés Calamaro, como uno de los solistas que resulta en el máximo exponente, junto a Charly García y luego de la desaparición física de Luis Alberto Spinetta. Lo que muchos no conocen es que El Salmón, con una extensísima y fructífera carrera, fue también quien puso la voz en uno de los temas musicales más icónicos del movimiento rockero nacional.
Corría el año 1985 y el auge de la democracia renovaba las esperanzas de cambio, luego de tantos años de oscurantismo y proscripción. Por ese entonces, las bandas de rock despotricaban en contra de la dictadura militar, sus despojos y miserias, colocando en alto las voces de cambio de una población que había asimilado que el silencio era salud.
En la cúspide del favoritismo popular se hallaban agrupaciones como Spinetta Jade, que ya comenzaba a extrañarse, Los Twist y Suéter. Seguramente estaré siendo desagradecido con algunos, pero gustos son gustos. De lo que nadie podrá dudar, es que un infaltable en este rango de próceres han sido Los Abuelos de la Nada.
En esta comunión de grosos había un líder carismático y jovial que le ponía una impronta única a sus canciones, Miguel Abuelo.
La guitarra estaba comandada por el Gringui Augusto Herrera, quien decidió tomar la posta de Gustavo Bazterrica, ubicado por la revista Rolling Stone entre los mejores veinte violeros de la historia del rock argentino. Alfredo Desiata y Cachorro López reemplazaban al multinstrumentista Daniel Melingo, y Juan del Barrio acompañaba en los teclados a un precoz, pero ya genial, Andrés Calamaro.
En el marco de la trilogía que decidieron entregar en el Teatro Ópera los días 14, 15 y 16 de junio de 1985, Los Abuelos de la Nada entregaron una serie de Recitales que, quizás sin pensarlo, pasarían a formar parte de la columna vertebral de este estilo fundacional. Al llegar el track número siete, Calamaro anunció que presentaban un tema nuevo, denominado Costumbres Argentinas, y traían a nuestras vidas esta letra tan representativa para todos nuestros congéneres.
Por estos días se cumplen 30 años de aquella grandiosa celebración y desde estas líneas buscamos evocarlos una vez más, para que su magia permanezca latente en las nuevas y posteriores generaciones.