El pasado sábado 17 de octubre, Muse regreso a la Argentina luego de 2 años de ausencia, y su show no paso desapercibido. Pero no por razones positivas, sino todo lo contrario, miles de fanáticos indignados por las falencias técnicas respecto al servicio brindado en el recital encararon un reclamo directo a la productora que se encargo del show T4F (time for fun).
El concierto de Muse se realizo en predio abierto de Vicente López: el Complejo Al Rio. El lugar del show se confirmo desde mayo, cuando los rumores acerca de la vuelta de la banda a Argentina cobro más credibilidad.
El estado del predio del día del concierto, y la genuina disconformidad de los fanáticos indignados demuestra la falta de pericia y la poca profesionalidad con la que se trabajo sobre el lugar.
Si bien la pobre seguridad, la prevención que trabaja de forma muy irregular, y el estado deplorable de las instalaciones para recitales es algo habitual en Buenos Aires (no por eso algo menos flagelante), la razón principal de la indignación de los fanáticos de Muse radica en cómo se desempeño el volumen el día del show. Principalmente los afectados fueron los asistentes al sector del campo trasero, y algunas áreas de las plateas laterales. Pero el sonido fue precario e insatisfactorio en general para todos los sectores, y durante todo el concierto.
Esto no fue responsabilidad de la banda, sino de los técnicos e ingenieros de sonido que trabajaron en las instalaciones del predio, los cuales argumentan que el viento fue el culpable de la distorsión de sonido. Sin embargo con tanto tiempo para prever esta situación, nada se hizo para evitar estos problemas técnicos.
Ni siquiera la adición de parlantes auxiliares laterales como se acostumbra para los sectores más alejados del escenario.
El mangrullo conocido como la torre de sonido se incrusto entre el campo vip y el campo trasero sin función alguna, solamente obstruyendo la vista de los últimos, ya que no contaba con equipos de sonido que ayudaran a la acústica del lugar.
Un sonido opaco, embotado y bajo fue lo que recibieron los fanáticos de Muse en Complejo Al Rio, sin mencionar la poca visión del escenario desde el campo trasero, desplazados de una forma alevosa hacia la parte más lejana del predio, cosa que se reclamo previo al show, solo recibieron una distorsión amplificada.
Ante el servicio tan precario ofrecido el día del show los fanáticos furiosos no tardaron en iniciar acciones legales reclamando un resarcimiento, amparados como la asociación de defensa al consumidor en su norma para recitales y espectáculos explicita:
“Usted. Deberá asistir al espectáculo, conforme le fue ofertado. Tanto en la ubicación, como el sonido, la calidad de la performance, tiempo de duración, y las características por las cuales pago. “
Los reclamos telefónicos hacia la empresa T4F no tardaron en llegar y las replicas en las redes sociales fueron masivas, pero la productora no omite palabra al respecto. Esta no es la primera vez que un show no cumple con sus requerimientos mínimos de servicio, ni la primea vez que T4F hace abuso y maltrato de los asistentes a sus eventos.
La cultura del maltrato al fanático se arraigo a raíz de la incorporación del campo vip, y los fans que siguen pagando altos precios, y se conforman con un precario servicio. Si no se un punto final a estas situaciones es imposible que las productoras cumplan en un futuro con lo prometido, y el mayor perjudicado siempre resulta ser el fanático.