Luego de visitar varios países, finalmente el Papa Francisco hizo la provocación final: ir a visitar Chile y no hacer ni una mención sobre Argentina, demostrando total desprecio por su propio país.
Luego de la esperada y ansiada visita por los creyentes del Papa a su tierra natal, al final se decidió que luego de pisar casi toda Latinoamerica, visite Chile, donde afirmó tener muchos amigos y estar muy cómodo. En el día de la fecha visito la cárcel de mujeres e hizo una reunión con la presidente Michelle Bachelet, seguida de una multitudinaria misa donde la cantidad de gente superó todas las expectativas especuladas.
Sin embargo, la mayoría de los argentinos se ausentaron, luego de custodiar las fronteras con días de antelación esperando un aluvión de creyentes argentinos hacia Chile, la cantidad de gente que cruzó la cordillera para ver al Papa fue incluso menor que la de un fin de semana normal, lo que demuestra la poca adhesión los argentinos con su propio Papa.
Desde el año 2013 cuando Bergoglio fue nombrado Papa de la Santa Iglesia, toda el pueblo argentino explotó de euforia y se renovó la fe en el país. Sin embargo, con el paso de los años, esta euforia se transformó en rechazo. Francisco se desentiende de Argentina, pero no de una forma política, de una forma eclesiástica; no reconoce a los creyentes más adheridos y empobrecidos que necesitan con urgencia un refuerzo para su fe.
Pero esto a Francisco no le interesa.
Lo que si le interesa a Bergoglio es la política en Argentina, y con una marcada tendencia anti-macrista, y un acercamiento muy apegado con el kirchnerismo. Para empezar se lo vio hablar y recibir con rechazo al Presidente, pero por el contrario se lo vio muy contento con Cristina Kirchner, quien lo visitó varias veces, junto con otros dirigentes kirchneristas corruptos que luego fueron encarcelados.
Pero el Papa no dudo en ponerse de su lado, como el caso de Milagros Sala. Por lo que este rechazo hacia la Argentina se enfoca en un rechazo hacia Macri. Porque, según parece, el Papa ansia venir cuando se produzca un cambio de gobierno, una vuelta peronista.
Poco de justo tiene este Papa con los agentinos. En su discurso en Chile pidió perdon por los abusos constantes y vigentes de curas hacia menores, sin embargo, el padre Julio César Grassi, denunciado, procesado, juzgado y encarcelado por varios casos de pédofilia y violación de menores, sigue siendo cura y sigue ejerciendo su profesión con aval de la Iglesia, y con lo que parece el total respaldo de Bergoglio, ya que nunca se pronunció al respecto.
Poco se puede decir de este Papa político, con tendencia kirchnerista, no siente afecto alguno por nuestro país: no tiene la sensibilidad de la fe que los creyentes necesitan, ni el respecto ni la atención necesitaría con una Argentina tan urgida de atención; no es un Papa Argentino.