La popular banda estadounidense se presentó por tercera vez en Argentina en el marco del multitudinario festival de metal "Maximus Festival".
A lo largo de toda la jornada del Maximus Festival (segunda edición en el país), celebrado el 6 de mayo, desfilaron grandes bandas exponentes de metal -tanto nacional como internacional-, destacando especialmente las presentaciones de Rob Zombie y Slayer con un demoledor sonido y una puntualidad indiscutible.
Sin embargo, la banda encargada de cerrar el festival fue Linkin Park. En su tercera visita al país el grupo encaró un show un tanto suave para el público metalero más duro que asistió al recital.
Liderado por las voces de Chester Bennington y Mike Shinoda, Linkin Park lleva casi dos décadas en la primera plana de las bandas más importantes del mundo y principales exponentes del rock y metal. A pesar de ello, en la actualidad lejos está la crudeza y estridencia que caracterizó a sus primeros dos discos, los cuales los llevaron a la fama a nivel mundial, Hybrid Theory y Meteora. Zigzagueando en sus comienzos entre el Nu Metal y el Rap-core, la banda lideró las listas de popularidad en los 2000 y mantuvieron su fama y renombre en espectáculos en vivo durante toda su carrera.
Pero durante los años se cuestionó la calidad musical de la banda por la constante incomodidad de sus fundamentos de género y sus cambios graduales de estilo, especialmente en lo que augura su próximo álbum One More Light, que saldrá a la venta el 19 de mayo de este año.
Durante su show en el Maximus Festival la banda se presentó con una impronta demoledora, pero dando un show muy alejado de lo que podría disfrutar el metalero purista argentino. La lista de temas interpretada fue ideada para dejar contentos tanto a los viejos fanáticos con mega hits como Faint, Numb y el clásico In the end, así como también se jugaron nuevos hits como The catalyst, Burn it Down y Wastelands, de sus últimos discos de estudio.
Quizá lo más polémico de su presentación fue el estreno en premiere mundial de una de las canciones de su próximo disco, Talking to Myself, así como Good Goodbye y el corte de difusión Heavy, con una tonada mucho más suave y electro pop de lo que se esperaría escuchar en un festival de heavy metal. De cualquier forma, no se le puede quitar el crédito a la banda de presentar un espectáculo de primer nivel tanto en lo visual como en lo musical.
La profesionalidad musical de la banda fue innegable, dando quizá en esta tercera oportunidad el mejor de sus shows en Argentina, ya que durante su primera visita, su show en el estadio de Vélez interpelado por nueva normativa referente al sonido en Recitales dejó un volumen bajo y un sabor amargo en la boca de los fanáticos, mientras que su segundo show en el año 2012 en el estadio GEBA mostró una banda un tanto tímida, incluso cortando un tema a la mitad al momento de ver disturbios entre el público.
En esta oportunidad, Linkin Park se adueñó del festival, dejando un huella imborrable tanto en fanáticos del viejo y pesado material, como de los nuevos temas, capaces de disfrutar canciones más bailables. Tal vez este sea el destino de varias bandas de aquí en adelante, el acercamiento a sonidos más suaves y electrónicos, pero Linkin Park a lo largo de los años no perdió su brillo característico.