No merecemos a Maradona. No merecemos a Messi. No merecemos al Fútbol. Hoy, no me van a alcanzar las palabras para describir tanta tristeza, desazón, impotencia y amargura. Me encanta observar y plasmar en materia escrita. Esta actividad la realizo preferentemente en el fútbol. Y hoy, siento que este deporte fue destruido. Masacrado por ineptos y esa cruda noche del 14 de mayo, poco respetado por los mismos intérpretes, de Boca Juniors en este caso.
Vaya sociedad en la que vivimos los argentinos. El fútbol se refleja en ella. ¿Cómo calificamos a esta o estas personas encargadas de intentar hacer daño, lastimar, agredir a otro? ¡Mirá que hay que ser cobarde eh! Pero peor que alguien sin valor, es no querer ver lo evidente, lo que está ante la mirada de una golpeada sociedad, y que sólo los incoherentes quieren evadir. "El operativo de seguridad fue perfecto" afirmó Sergio Berni, secretario de seguridad. ¡Una locura! Por si algún desprevenido, desconoce lo acontecido anoche en La Bombonera, el partido fue suspendido debido a que unos imbéciles agredieron a los jugadores de River Plate, arrojándoles a quemarropa gas pimienta. Las heridas superficiales mostraron irritación ocular y quemaduras de primer grado. Esta repudiable acción desencadenó una serie de sucesos que expusieron públicamente a varios elementos componentes de este trágico evento.
Qué paradójico que en el día que conmemora al futbolista, sean los mismos profesionales quienes se encarguen de traicionar ese término. La solidaridad es difícil encontrarla en el fútbol, porque al rival se lo comprende como enemigo. Los hombres de River, heridos y maltratados, tuvieron que abandonar el campo sin protección alguna, porque la inaptitud e ineficiencia de la policía no fue suficiente para evitar que fueran agredidos. ¿Y sus colegas? Nada. La nada misma. Priorizaron saludar a los agresores. ¿Cómplices? Si. Ellos quedaron expuestos socialmente. Salvo Daniel Osvaldo y Agustín Orión (que luego encabezó el saludo hacia los delincuentes) mostraron preocupación alguna hacia sus colegas. Que lejos está el fútbol de la denominación de evento en el cual la gente viene a disfrutar de un espectáculo.
No merecemos al fútbol. Hoy, dolido como estoy, trato de transmitir lo que representa al argentino hacia el mundo. Hoy quedamos todos expuestos. Dolidos también. La evidente complicidad del jugador con el delincuente nos hace bajar los brazos. Ni si quiera los mismos futbolistas de Boca fueron capaces de hacer alusión al día que se conmemoraba, o al simple brazalete negro que su brazo derecho prendía, recordando a Emanuel Ortega, ángel que desde el cielo, perdió su vida en una cancha de fútbol.