Años de desasosiego y desesperanza se han vivido en una España que, desde 2008, ha despertado de una época de bonanza en la que se pasó de ser sitio de recepción de inmigrantes, debido a su extraordinario crecimiento y pujanza a, pocos años después, ver cómo una buena parte de ellos se marchaban del país e incluso numerosos españoles tenían que abandonar su tierra rumbo a otros países europeos. También cruzando "el charco" y viendo oportunidades en países como Chile, Brasil o la Argentina.
El 15M supuso la escenificación del cansancio de una sociedad cansada de hacer sacrificios y unos niveles de paro que casi provocaban vergüenza.
La España, que en teoría era ejemplar, se convirtió en un país con cinco millones de parados y tasas de desempleo en algunas zonas que ascienden al 20 o 30%. Durante todos estos años lo cierto es que las cifras no han bajado en demasía y hay muchos ciudadanos que se quejan de que los índices de mejora macroeconómica no han revertido en la mayoría de la población.
Parece fuera de partidismos que el país, poco a poco, empieza a recuperarse tímidamente, a costa del sacrificio antes aludido y a una bajada de los salarios para aumentar la competitividad. Por lo tanto, el futuro de esta nación hermana, por mucho que venda el partido en el Gobierno, no es soleado y sí tiene más nubes de las que serían deseables.
Completando la foto, numerosos casos de corrupción han sido objeto de portadas día tras día y que han llevado a una Infanta de España y a su marido a ir a juicio, provocando una bajada de popularidad del Rey Don Juan Carlos I y que llevó a su abdicación, para que su hijo tratara de frenar esa bajada. Parece que las encuestas ratifican que Felipe VI ha recuperado el apoyo del pueblo.
Hace escasos días veíamos cómo Rodrigo Rato, ministro del milagro económico español, ha tenido problemas con la justicia.
Con todos estos ingredientes, en unos días habrá elecciones autonómas y municipales en España. ¿Tendrán los españoles memoria? A tenor de las encuestas, parece que no tanto como debiera parecer, y todo apunta a que, si bien la época de mayoría absoluta del Partido Popular puede haber llegado a su fin, los ciudadanos van a pedir que haya muchos pactos. La entrada de los nuevos partidos "Podemos" y "Ciudadanos" apunta a una fragmentación del voto que dejará poco espacio a las mayorías.