Una supervergüenza y los perjudicados, los de siempre, el público y el Fútbol
Toda la semana pasada se habló del Superclásico y, terminar de semejante manera, cualquier calificativo es poco: Iba a ser una fiesta deportiva y fue una verdadera supervergüenza, desde donde se analice.
Me quedé mirando hasta el final, hasta que se retiraron los jugadores. Estaba realmente confuso, tratando de comprender qué había pasado. Era tal el desconcierto; nadie tomaba la decisión de suspender el partido; porque todos imaginaban que se iba a suspender.
Pero más allá de los incidentes y de lo sucedido, hay que preguntarse ¿qué nos está pasando?
Estamos patas para arriba, hemos demostrado al mundo, por culpa de algunos inadaptados, lo irracionales que somos. Tanta gente que estaba presenciando el partido; eran más de 50 mil personas en la cancha y muchas más que pretendían disfrutar el partido por televisión. Pero, y lo peor, perjudicamos a unas de nuestras pasiones, el fútbol.
Veía la indiferencia de los responsables del partido, Conmebol, árbitro, dirigentes de Boca y River, de las autoridades encargadas de la seguridad, de la policía y la seguridad privada, y la indiferencia de los jugadores, de Boca y River.
Veía con impotencia que cada uno de ellos defendían sus intereses, sin darse cuenta el sabor amargo de la gente que se retiraba del estadio, cuyo único interés era disfrutar viendo a su equipo jugar.
Interpreto que fue una estafa; estafaron a los que fueron a la cancha, y nos estafaron a los que quisimos mirar por televisión y tuvimos que levantarnos del sillón decepcionados.
Si tuvieron la oportunidad de presenciar los partidos de semifinal de Europa, habrán observado que los simpatizantes de los equipos que perdieron, no tuvieron ni un gesto provocativo para causar problemas.
Acá, en cambio, hemos demostrado al mundo lo incivilizado que somos, y por unos pocos pagamos todos, terminamos con el fútbol. Es lo que hace el hombre: mata lo que ama.
Deseo terminar destacando dos hechos que considero importantes: cuando se despejó la cancha quedando unos pocos, la policía ni se acercó a la tribuna para dispersarlos, ¿por qué? La barrabrava tiene más poder que la autoridad. Y el final de película abierto, con los jugadores de Boca aplaudiéndolos. Que cada uno lo interprete a su manera.