Boudou, al borde del juicio oral:
Luego de la ratificación del Juez Lijo al frente de la causaCiccone, por resolución de la Cámara Federal, el vicepresidenteBoudou finalmente afrontaría el Juicio Oral.
Las idas y venidas del caso son múltiples, y en todos los casos losintentos por rescatar a Boudou del accionar de la justicia,terminaron en sonados fracasos, incluyendo el blindaje que se propusola presidencia de la Nación, al echar, poco menos, del caso a losfuncionarios judiciales que actuaron en un primer momento, el JuezRafecas y el Fiscal Stornelli.
Hasta cuando, se impone preguntarse, seguirán los funcionariosjudiciales sin atender la labor para la cual fueron seleccionados? lacual no es otra que la impartición de justicia, la aplicación de laLey, esa ante la cual, en teoría, todos somos iguales. En un paísdonde la corruptela generalizada ya no genera escándalo, sino apatíaante la permanente naturalización del delito, no surge de loshombres de leyes la voluntad de ejercer en forma coherente,responsable y valiente, dadas las circunstancias que actualmente seviven, la función para las cuales la Constitución les ha deparadoun deber indelegable, la de respetar y hacer respetar la Ley.
El caso Boudou no es más que uno de tantos casos que circulan en lajusticia, donde se investiga al poder, pero que a los ojos delimaginario popular, y por los resultados de años en el que espatente el latrocinio del estado, sin que haya habido responsablesindividualizados y acciones concretas para revertir tal daño alestado, se ha profundizado una idea de que el Poder Judicialverdaderamente responde a una mecánica corporativa, donde las causasse aceleran o desaceleran de acuerdo a oscuros designios entre losque investigan y los investigados, algo así como una suerte decomercio entre partes, pero sobre algo que no debiera utilizarse comomoneda de cambio, que es la verdad.
Siempre hay tiempo para recuperar la dignidad, a pesar de lasdificultades evidentes que interponen aquellos que lucran con elEstado, y la ineficacia misma del órgano del Estado que debe velarpor el respeto y el apego a la Constitución y las leyes. Tal vezprime el valor y la dignidad, y el caso Boudou sea el inicio de unefecto cascada necesario para limpiar y legitimar la políticaargentina.