El Memorándum de entendimiento Argentina-Irán fue firmado en 2013 por el Gobierno de Argentina con anuencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobierno de Irán, a cargo entonces de Mahmud Ahmadeniyad, sobre los temas vinculados al ataque a la AMIA, ocurrido en Buenos Aires el 18 de julio de 1994.
Este pacto entre las dos naciones ya había sido anticipado por el fallecido periodista Pepe Eliaschev, quien dijo en el año 2011 que existía un acuerdo secreto entre ambos países, en el que Argentina deponía las investigaciones por los atentados contra las instituciones judías en suelo argentino, a cambio de mejorar el comercio bilateral.
Inmediatamente a estos dichos, Eliaschev fue defenestrado por el gobierno argentino, así como los medios acólitos al mismo, llegando incluso a ser citado por el fallecido Fiscal Nisman, a fin de ratificar sus dichos.
Con todo, luego de las desmentidas del gobierno, la propia Presidenta, el 27 de enero de 2013, anunciaba por una red social que Argentina había firmado un Acuerdo de entendimiento con Irán a fin de investigar el atentado a la AMIA, y que dicho memorándum debía ser ratificado por los parlamentos de Argentina e Irán. En nuestro país se aprobó en una reñida votación, mientras que en Irán, luego de que Interpol no levantara las órdenes de captura hacia funcionarios gubernamentales, acusados de la autoría del hecho, al día de la fecha no trataron dicho acuerdo suscrito con la Argentina.
Volviendo a la actualidad, las derivaciones del memorándum se encuentran bajo un halo de sospechas y derivaciones impensadas, como son la extraña y aun no resuelta, muerte del Fiscal Alberto Nisman quien denuncio dicho pacto y la actual puja en la Cámara de Casación Penal por la constitucionalidad o no del tratado, o mas aun, las recientes versiones desde medios brasileños, sobre que el acuerdo era en realidad un canje, de uranio enriquecido e impunidad de parte de la argentina hacia Irán, por dinero y petroleo.
A mas de 20 años de uno de los peores episodios terroristas sufridos por el país, la verdad sigue siendo un enigma, y los movimientos erráticos del gobierno aumentan las suspicacias sobre que es en realidad el Memorándum de entendimiento.-