La persecución política y detención a la que fue sometida la dirigente de la Tupac Amaru y diputada electa para el Parlasur, Milagro Sala, expresa claramente la política macrista de destruir organizaciones sociales abocadas a la atención de los humildes y ensanchar la diferencia entre los pobres y los ricos, una medida que se complementa sembrando el desempleo en la Argentina.

Macri cada vez más a cara descubierta exterioriza que gobierna para unos pocos, en detrimento de una mayoría que quiere ver hundida en la marginalidad de la miseria. Bastan como confirmación los apelativos que recaen sobre los trabajadores: basura y grasa que hay que despedir en boca de Prat Gay.

Y la “negra” Sala forma parte de la sociedad solidaria que tiene que desaparecer. Como es público, el gobernador jujeño le sacó los subsidios que han permitido la creación y mantenimiento de cooperativas laborales, escuelas, asistencia hospitalaria con tecnología, atención especial a discapacitados sin recursos, colonia de vacaciones para chicos desprotegidos, entre tantos otros servicios que los “pobres no se merecen” según la derecha, y que esta señora encaró reemplazando la labor que le corresponde al Estado, o acompañándolo, como lo hizo en los doce años kirchneristas.

Gerardo Morales no tiene la voluntad de asumir las tareas de Sala. Encima, como si viviésemos en dictadura, su secretario de Seguridad coronel retirado Guillermo Siri, desde una camioneta con vidrios polarizados condujo el allanamiento de la vivienda de la líder, restó respeto político a la organización y espera con deleite largar una represión popular tal cual se hizo en La Plata.

Siri violó – en plena democracia- la ley que dicta que se es inocente hasta que la Justicia diga lo contrario; legislación que rige para cualquier delincuente y no para una negra solidaria, quien por más que le pese a las autoridades debe disponer de todas las garantías y derechos constitucionales.

Quien es Siri. Estuvo en actividad desde la presidencia de facto de Videla; luego pasó a asesorar en seguridad a legisladores radicales, cuando existe prohibición legal de que los militares intervengan en seguridad urbana.

Morales, ya como senador de la UCR, colmó de agravios y de denuncias a Milagro en muchas ocasiones. Desde la gobernación, tras encarcelarla, añade 19 denuncias por “extravío" de $ 29 millones y otros delitos penales.

Pareciera que su vocación es “ajusticiarla” con causas penales. El acampe frente a la Casa de Gobierno de la Tupac comenzó porque él se negó a recibirla mientras se ocupó de divulgar al periodismo que había sido víctima de extorsiones de varias organizaciones que apoyan a Sala.Criminaliza entidades como la Tupac, alistando 19 expedientes que “ellas son incapaces de rendir cuentas”.

Sergio Massa, tan cercano a Cambiemos, votado por los humildes que “defendió” en su campaña presidencial, le brindó a Morales su amplio respaldo. Es el socio de la coalición que lo llevó a ocupar el sillón de la gobernación.

El sucio pasado de Morales. A cargo de Desarrollo Social Nacional designado por de la Rúa eliminó programas.

Como presidente del bloque radical en la Cámara, fuerte opositor del kirchnerismo, aumentó 200% su patrimonio siendo denunciado ante la UIF por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, uso de testaferros en negocios personales, vinculación al narcotráfico y violencia ejercida en Jujuy. Lo absolvió la justicia macrista.