Prat Gay justificó que no quedaba otra medida que proceder a los despidos, minimizando la suma a 200 mil desocupados; lo cierto es que humilló nuevamente a los trabajadores, considerándolos los responsables de la crisis que el Gobierno provocó, en tanto se aventuró a decir que no le preocupa la inflación e ignoró el impacto negativo de los tarifazos sobre el grueso de la sociedad argentina.

Obvia la realidad: los precios siguen remarcándose con el aval del Gobierno a los grandes empresarios, sin obligarlos a retrotraer los valores, lo que se traduce en un recorte permanente del poder adquisitivo de la clase media y baja, a las que lamentablemente Macri asedia con odio.

Para peor el Presidente desenterró la palabra subversivos, atribuyéndoselas a quienes se oponen a su política neoliberal. Excelente en este aspecto estuvo Máximo Kirchner al cerrar la Marcha de la Resistencia de las Madres de Plaza de Mayo, ya que sin omitir duras críticas sostuvo que la movilización era para la construcción, con el fin de que el Gobierno tome en cuenta la necesidad de que debe cambiar su rumbo, sin CEOs que exclusivamente hacen sus negociados a espaldas del pueblo y desautorizándole derechos.

Recordó las promesas falsas del Jefe de Estado, que no iba a endeudarnos, que lloverían inversiones, crearía trabajo y pobreza cero. Advirtió que los funcionarios solo ven fantasmas en todos lados y hablan de subversión, diferenciándose “de un pueblo con los brazos bien abiertos y el corazón bien grande” que demanda que no lo exploten.

Marcó esa distancia entre el corazón del pueblo y la falta de corazón del macrismo con su eterno desprecio hacia los trabajadores y los que menos tienen. Supo alertar indirectamente que Macri tomó la decisión de poner al Ejército en la calle. Por supuesto que ésta es otra reacción adversa de quien rige los destinos de nuestro país: imponer el terrorismo en una democracia que convirtió en dictadura.

Las 200 personas que días atrás manifestaron a favor del Primer Mandatario le pidieron mano dura, “más sangre”, que sean “colgados” los opositores y hasta maldijeron al Papa.

En paralelo, siguen los vandalismos de los neonazis en locales de La Cámpora. Se suma la flamante destrucción total de libros que dejó el anterior gobierno para su distribución en las escuelas.

Es muy triste el fanatismo vehemente, áspero y violento que sufre la mayor parte de los argentinos desde el macrismo. Porque su crueldad y atropello se endurece asimismo con los jubilados y no únicamente por la reciente represión que experimentaron.

Con sueldos magros, ahora padecen un Pami que ya no compra prótesis, quitó descuentos en medicamentos, disminuyó la lista de remedios gratuitos y eliminó servicios médicos.

Además, llegan las razzias contra inmigrantes de países limítrofes. En septiembre comienza a funcionar el primer centro de detención para ellos, lo que significa un enorme retroceso en asunto de Derechos Humanos. Macri los criminaliza, no hace falta que cometan delitos penales, no respeta las garantías constitucionales, basta que incurran en una infracción administrativa, negándose a regularizar su entrada a la Argentina.

Por otra parte, si de despidos se trata no hay omitir que el mismo Indec reconoció que el Desempleo y subocupación crecieron; las cifras más altas se dan en Rosario (11,7%); Mar del Plata (11,6%); Córdoba (11,5%); partidos del Gran Buenos Aires (11,2%); y Río Cuarto (10,5%), donde vive más población. El sector industrial alcanzó el 75%.