En la madrugada del lunes 14 de diciembre el micro que trasladaba 50 gendarmes, desbarrancó a la altura de la localidad de Balboa en la provincia de Salta. Ellos partieron desde Santiago del Estero hacia la ciudad de San Salvador de Jujuy con el objetivo de prevenir protestas sociales que causen disturbios mayores.
Los rescatistas afirman que el desastre se produjo porque al micro se le reventó un neumático en el momento exacto que cruzaba el puente, el conductor perdió el control del vehículo, desbarrancó y cayó al río Balboa, de más está decir que el colectivo quedó totalmente destruido.
Sólo siete efectivos de la fuerza sobrevivieron y uno permanece en grave estado tras haber sufrido un paro cardíaco cuando era trasladado.
Esta tragedia es, por lejos, la peor vivida por Gendarmería Nacional en toda su existencia. Esta fuerza registra dos accidentes importantes, uno ocurrido en 2012 cuando dos micros y un camión chocaron en Puerto Madryn, Chubut, llevándose la vida de 9 gendarmes. El otro desastre se produjo en 1999 en Haití cuando el helicóptero que los llevaba a cumplir una misión humanitaria en aquel país, se estrelló y seis efectivos de la fuerza fallecieron. En el historial de siniestros viales de nuestro país, la reciente tragedia de Gendarmería es la tercera más grave ocurrida en las rutas de Argentina, sólo superado por el Accidente un ómnibus en Santa Fe, con 45 víctimas fatales ocurrido en 1970 y el otro ocurrido en Corrientes cuando chocaron tres colectivos y murieron 56 personas, en 1993.
Recién empezó la investigación judicial para saber las causas de este fatal accidente, lo que primero salta a la vista es el mal estado de la ruta nacional 34, a la que describen como "arruinada" llena de agujeros, baches, suciedad, y que no tiene mantenimiento hace años, en consecuencia, en esa ruta que atraviesa cinco provincias, es muy usual que haya accidentes, pero nadie imaginó que ocurriera esta catástrofe sin igual. Familiares y amigos de los gendarmes fallecidos reclaman un pronto esclarecimiento del caso, aunque las víctimas partieron para siempre, lo más importante es que no vuelva a suceder.