Desde muy temprano, militantes de las más diversas organizaciones se acomodaban frente a la Plaza del Congreso, sobre Avenida de Mayo y todas las calles y avenidas aledañas al recinto Legislativo. Sindicatos, organizaciones estudiantiles, barriales, judiciales, territoriales y sobre todo particulares, en una movilización masiva, plural y diversa se acercaron a escuchar a Cristina F. de Kirchner. Los granaderos a caballo anunciaron la llegada de la Primera mandataria al Congreso de la Nación, donde se explayó durante más de cuatro horas sobre diversos temas que conciernen a la política nacional.
Aníbal Fernández, Kicillof, Timmerman y el resto de los ministros del Poder Ejecutivo; el poder Judicial, con su representante Ricardo Lorenzetti, y todo el parlamento, con mayoría de diputados del Frente para la Victoria, y una minoría repartida entre diputados del PRO, del Frente Renovador, de la UCR y otros sectores que se engloban en la oposición, debieron escuchar, como todos los años, un discurso conciso, claro, extenso pero preciso. Su columna vertebral fueron los datos económicos, sociales y políticos, que impactan de manera real sobre nuestro pueblo, y dan un mensaje, sin tanta retórica, dirigiéndose al punto específico en cada anuncio, de las ideas de este modelo, que enmarca a la Argentina en una posición soberana, pacífica y anti-imperialista frente a un mundo atacado por las corporaciones económicas.
La presidenta respondió a todas las agresiones contra ella generadas desde que asumió en su primer mandato, con altura, intelecto y política. No escondió nada, y frente a la cara de sus conspiradores, dio cifras como el crecimiento de los parques industriales desde el 2003 hasta el 2014, con un incremento, por ejemplo de 80 a 371, dando a entender que el proceso de inclusión social está ligado a la generación de empleos y en la producción de materias primas, a las que se les agregue valor.
También hizo hincapié en el aumento de las jubilaciones, siendo Argentina el país con mayor cantidad de jubilados y con mayor aumento de jubilaciones. Otro punto crucial, fue el anuncio de un proyecto de ley para estatizar las líneas ferroviarias. Brindó un ejemplo muy sintético: la única línea ferroviaria estatizada tras la tragedia de Once en 2013, la Sarmiento, creció y mejoró su rendimiento cualitativo en todos los aspectos, como en mejores condiciones laborales, incorporación de trabajadores tercerizados, refacción de andenes y vías, compra de nuevos vagones, etc., creciendo el servicio en un 110 % en apenas dos años; mientras que las líneas privatizadas, al invertir y sólo especular con ganancias, en un período mucho mayor, crecieron menos.
Tanto Patricia Bullrich como Gerardo Morales y otros opositores se dedicaron a bajar miradas, y a gritar alguna que otra cosa, cuando la Presidenta anunciaba una conquista popular más. Y cuando mencionó lo ocurrido con la AMIA, no se olvidó del Estado de Israel, que presiona al Estado argentino con el atentado a a mutual judía, pero olvida, de manera dubitativa el atentado a la embajada de Israel, en 1992 donde murieron 29 personas. Dejó bien asentado además, que este Gobierno fue el que más intentó avanzar con respecto al caso y puso en una balanza para que la gente juzgue desde la razón la doble moral del Fiscal Nisman, sin dejar de lamentar su muerte.
Sobre el final, formalmente dio iniciadas las sesiones para el 2015 y saludó de manera paciente y alegre a los miles de manifestantes que se acercaron a brindarle su apoyo .