El PRO de Mauricio Macri volvió a ratificar a María Eugenia Vidal como precandidata a gobernadora en la Provincia de Buenos Aires. La decisión fue unánime entre el jefe del espacio y sus dos armadores más importantes: El ministro de Gobierno, Emilio Monzó, y el asesor y gurú político, Jaime Duran Barba.

El acuerdo había sido propuesto por los empresarios de importantes multinacionales, para formar un gobierno "más amigo del mercado". Entre sus impulsores se encontraban Hector Magnetto del Grupo Clarín, Juan José Aranguren de Shell y Paolo Rocca de Techint, según informó el periodista Jonathan Viale.

 

 Desde el Frente Renovador (FR) fueron varios los intentos de coquetear con el macrismo para formar una interna amplia de sectores antikirchneristas. Francisco De Narváez, principal aspirante a gobernador por el espacio de Sergio Massa, ya se había definido a favor de competir con el PRO, a pesar de su mala relación con Macri, por una vieja pelea luego de la alianza que conformaron en 2009.

Si bien hubo un previo acercamiento, todo indica que el macrismo lo rechazará. No solo tiene que ver con un capricho de Macri por la postulación de la Vicejefa de Gobierno porteña, además, un acuerdo con el massismo, irritaría a sus mayores aliados, Elisa Carrió y Ernesto Sanz. También incomodaría a algunos dirigentes que saltaron de las filas del tigrense para pasar al PRO, como Jesús Cariglino y Gustavo Posse.

La idea del massismo es que si no se realiza esta alianza, el kirchnerismo puede llegar a ganar en primera vuelta la gobernación bonaerense y las presidenciales. Otro de los que defiende esta postura es Alberto Fernández, que no aspira a ningún cargo, pero tiene un rol clave en la conformación del FR. "Quiero una gran interna para que al candidato opositor lo elijamos nosotros, y no Cristina", afirmó Fernández.



Un eventual acuerdo podría beneficiar a ambos electoralmente. El PRO no logra hacer pie en la provincia, Vidal es una total desconocida en ese territorio.

Massa, con buena imagen en el electorado bonaerense, necesita lograr de alguna forma un impulso en su candidatura nacional, que se está deteriorando por dos razones.

Por un lado, el gobernador Daniel Scioli y Macri confrontan entre si, lo cual hizo que la votación se empiece a polarizar entre los dos, "la elección es continuidad o cambio" afirman ambos aspirantes a la presidencia. Por otro lado, la fuga de intendentes y sindicalistas le hace perder al massismo la popularidad inicial que tuvo sobre todo en el conurbano bonaerense. No solo se pierde lugar en la clase obrera, central para el peronismo, también se pierden intendentes que, para el FR, muestran "capacidad de gestión".

Una salida clave fue la del ex Intendente de Almirante Brown, Dario Giustozzi. Él fue presidente del bloque massista en diputados, además de una gran aceptación dentro de su distrito, fue la mano derecha de Massa durante estos dos años.

Para colmo, dejó una frase que empeoró las cosas: "si el Frente Renovador administra el país, vuela todo por el aire".

Al parecer, Giustozzi está enojado porque Massa le quitó el apoyo para dárselo a De Narváez.

Otro de los 'exiliados' del espacio es Facundo Moyano, quien no solo representa al sindicato de los peajes, sino que también muestra un perfil renovador dentro de la conducción gremial. 

Todo indica que el acuerdo no se dará, por ende Massa deberá profundizar sus críticas al macrismo por "menemista", como anteriormente lo señaló. Su desafío es que la postura de "ancha avenida del medio" logre atraer más votantes.