Se dice que el presidente Mauricio Macri cambió, que la convocatoria del 1 de abril, donde unas 25.000 personas le brindaron su apoyo y de paso agrandar la famosa “grieta” que divide a la sociedad, le mostró que está por el buen camino, que no debe rectificar nada de su modelo político. Y que eso le da luz verde para reprimir cuanta protesta haya. Un periodista muy escuchado, “Baby Echecopar, dijo tras la Represión de manifestantes el día 6, en la huelga general convocada por la Confederación General del Trabajo, que “canta el himno nacional cada vez que “cagaban a palos a un militante”, “al fin vi donde iba el dinero de mis impuestos” al referirse a la violencia que mostró la Gendarmeria al golpear, romper vidrios de un auto, lastimar mujeres, etc.

Si la memoria no me falla, desde 2001 que no vemos una forma de detener la protesta social con la violencia que se vio en los años 2016 y ahora en este año, donde se han visto golpizas a jubilados, a gente que merendaba en un comedor comunitario donde una mujer perdió el embarazo producto de ese momento, la represión el día del paro nacional del que se enorgullece el periodista antes mencionado. Y lo que vimos el día domingo, que con el pretexto de impedir el armado de una escuela intinerante, la policía metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, con palos y gas pimienta, se encargó de golpear a maestros, se llevó detenido a 6 que al rato liberó.

Los docentes no cortaron la calle, no impidieron el trafico, de una forma pacifica querían demostrar su lucha por un salario mejor, el gobierno de la provincia de Buenos Aires les ofrece un 18 %, cuando teniendo en cuenta la inflación proyectada para este año, debería ser de un 35 %, después de 3 semanas de huelga, decidireron levantar el paro.

Para el diario Clarín fue una victoria de la gobernadora María Eugenia Vidal, ya que “doblegó” el espíritu de los maestros.

Pero para los docentes no es así, se cambió la metodología, pero la lucha persiste. Y como en 1997, un 2 de abril exactamente, cuando se armó la Carpa Blanca, símbolo indiscutido de la protesta contra un régimen neoliberal como el que se está viviendo en estos momentos, se pretendió una forma ingeniosa de mostrar porque se está luchando, sin huelgas ni cortes de calle, solo con una escuela intinerante, donde se mostrarían las causas del descontento docente, el porqué están pidiendo lo que están pidiendo.

¿Será que Macri tuvo miedo?

A que sucediera lo que pasó por 1.003 días de la Carpa Docente, donde no solo maestros estuvieron, sino cantantes, actores, gente muy ligada a la cultura, se hicieron presente, dándole en ese momento su apoyo a los maestros. Más de 1.400 docentes, participaron pero además más de 2 millones y medio de personas se hicieron presente.

¿Eso quiso evitar?

O es tal vez lo que dicen otros periodistas que el presidente está cumpliendo con su electorado, el que lo apoyó, que quiere que no hayan más cortes, ni piquetes. Cuesta creer que la gente quiera ver a compatriotas molidos a palos por más que no compartan los motivos de la protesta. Por lo pronto el gobierno ha tenido que cambiar nuevamente debido a la gravedad de lo sucedido y que ha generado malestar dentro del mismo. Diego Santilli, el vicejefe del gobierno de la Ciudad de Gobierno, trató de poner paños fríos al asunto al decir que será aprobada la instalación de esta escuela intinerante ni bien soliciten la autorización. Pero el mal ya está hecho, para hoy se convocó a un paro nacional docente, el mismo paro del cual se estuvo escribiendo tanto, algunos atacando con dureza en cuanta forma hay, artículos periodísticos, redes sociales, memes y muchos otros apoyándolo como sucedió en la marcha nacional donde hubo más de 400.000 personas acompañando a los maestros.

Quedará seguramente por ver si se convierte en una metodología gubernamental de detener protestas, la represión, los golpes, o si Macri decide resolver los problemas de otra forma, quizás cumpliendo algunas de sus promesas de campaña, la de unir a los argentinos y utilizar el diálogo como forma de de dirimir las diferencias.