El 29 de octubre se ha dictaminado como el Día Mundial del ACV, abreviación de accidente cerebrovascular, una enfermedad que, según varios especialistas en la materia, puede ser prevenida; dejando secuelas más leves o más graves en los pacientes, dependiendo el caso.

Hoy se exhibirá un cerebro gigante, ubicado en la Plaza del Vaticano (Libertad y Viamonte), acción cuya premisa es llevar información para aprender cuáles son los principales síntomas y cómo actuar en el caso de estar frente a alguien que pueda sufrir un ACV. Esta es una de las dos actividades, con una réplica en la Plaza Houssay, organizada entre la Asociación Argentina de Ataque Cerebral (AAAC), la Fundación Eneri, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Para saber cuáles son los objetivos de esas acciones planificadas en el Día Mundial del ACV, e incluso saber cómo proceder ante un posible episodio en el que alguien padezca los síntomas, conversamos con el Doctor Juan José Cirio (M.N. 81873), Neurocirujano, miembro de laAAAC y Director de la Unidad de ACV de la Clínica la Sagrada Familia.

En primer lugar, ¿qué servicios y tipo de ayuda brindan en la entidad?

La entidad es una clínica que está destinada para la atención principalmente de la actividad cerebrovascular y consta de una unidad de ataque de cerebrovascular, una terapia intensiva, una unidad coronaria y una sala de internación general. Desde el punto de vista de la aparatología, tiene un equipo de resonancia magnética nuclear de alto campo, uno de los más altos campos del país, tenemos un tomógrafo multislice y un quirófano endovascular integrado.

Esto está integrado con la sala de resonancia, todo en el mismo sector. El quirófano endovascular, que es el que se destina para todo el tratamiento del ACV (accidente cerebrovascular), y de otras patologías relacionadas al ACV, trabaja los 365 días del año las 24 horas del día. O sea que está alerta ante la llegada de cualquier tipo de paciente que esté sufriendo esta enfermedad.

Obviamente tiene el apoyo permanente de una ambulancia equipada con tomógrafos y una ambulancia que puede ir a buscar los pacientes al domicilio e iniciar el tratamiento, de ser necesario, una vez que la tomografía es adquirida y no tener que esperar a que llegue el paciente acá.

O sea que atienden pacientes en estado de emergencia y también pacientes que concurren a través de un turno, como bien figura en la página web de la AAAC, para hacer controles.

Tal cual. Entonces ya también se trabaja, más allá de lo que es la información, como vos decís, de lo que nosotros llamamos agudo e hiperagudo, que son las primeras horas, se hace un seguimiento a los pacientes de forma ambulatoria. Y eso se hace a veces en los consultorios externos.

¿Cuáles son las expectativas que tienen para el evento de hoy, que estarán llevando a cabo tanto en la Plaza del Vaticano como en la Plaza Houssay?

Las expectativas son muy altas. Primero, porque es una actividad que venimos desarrollando desde hace años, y realmente la gente se interesa mucho. Aporta su colaboración al acercarse, escuchar, formar parte de las actividades. Y claramente esto que organizamos es fundamental para que la gente tome conciencia, para prevenirse y tratarse.

Así que los invitamos a que se acerquen para saber lo que es una enfermedad cerebrovascular, que pierdan el miedo, que sepan prevenirla y que aprendan a identificarla. Una vez que uno puede identificar un caso probable, es importantísimo que lleve el mensaje y ayude inmediatamente al paciente. No esperar a ver si va a pasar. En estas charlas justamente se hace mucho hincapié en la identificación en la población a través de la toma de conciencia de los tres síntomas básicos. Y que ante esos tres síntomas, salta la probabilidad de que el paciente esté sufriendo un ACV. Esa es un poco la expectativa que tenemos. Que venga mucha gente, que sepa lo que es y que reciba un mensaje claro.