Su llegada fue igual de polémica casi en todos los países en los que la aplicación desembarcó. En algunos se adaptó y logró convivir con el resto de los servicios y en otros, tuvo que irse. Este último es el caso Francia, donde los taxistas presentaron una férrea resistencia. Pero no fue el único que ofreció resistencia en México y Colombia ocurrió lo mismo, aunque en el primero de ellos, logró regularizar su situación con el pago de un impuesto. En Uruguay también tuvo que enfrentar manifestaciones, aunque actualmente sigue operando.
Pero estos no fueron los únicos países en los que existieron conflictos.
En Colombia, Uber opera de forma no regulada con más de 10.000 socios conductores, según cifras de la compañía. En Santiago de Chile, los inscriptos en la aplicación ya superan en número de taxis de esa misma ciudad y al igual que en los otro lugares, los reclamos de los taxistas no tardaron en llegar. Sin ir más lejos, la semana pasada, se manifestaron por las calles de la comuna de Providencia, una de las más importantes de la capital trasandina.
En el caso de nuestro país, la historia recién se está escribiendo, por lo que aún le quedan bastantes capítulos