Luego de varios días de busqueda, Micaela García, la joven de 21 años fue encontrada muerta, y la misma fue asesinada por un violador a quien el Juez Rossi entregó fácilmente la libertad.

El caso de Micaela quien fue asesinada por un reincidente en libertad es solo un caso de varios muchos que ocurren, y seguirán ocurriendo en la república Argentina hasta que no se haga una reforma del código penal, y además comience a castigar la inoperancia de los jueces de todo el país. Wagner ya tenía varios antecedentes por violación, sin embargo el Juez Rossi con solo unos pocos requisitos le redujo la condena y le concedió la libertad con la sola condición de recibir tratamiento psicológico.

El juez Rossi, como tantos, siguen el ejemplo de la cátedra garantista instalada por el ex juez Zaffaroni, cuyo aporte a la justicia Argentina fue el de la puerta giratoria, que facilita y agiliza el trabajo de los jueces, ya que liberan a los criminales reduciendo penas y otorgando libertad, a veces por ignorancia e inoperancia, otras tantas por complicidad, cualquiera sera el caso Rossi merece un castigo por su fallo que no solo provocó revuelo y repudio nacional, sino que cobró una vida que no se podrá recuperar. Un fallo de un juez que como tantos otros, utiliza su cargo de forma irresponsable, provocando estragos en la sociedad Argentina, donde no hay seguridad, ni legalidad.

Sin embargo lejos de sentir arrepentimiento, Rossi pidió licencia por “estrés” la cual se le fue concedida, a pesar que incluso el presidente Macri pidió que sea desplazado de la justicia.

Lo necesario en este país para que no existan más jueces como Rossi, primero es modificar el código penal para que se deje de poder otorgar la libertad condicional y la reducción de penas (que ya son bajas), para los criminales, otorgando penas más duras, y también para aquellos que no aplican sus normas en favor de la comunidad, sino en favor de los violadores y asesinos como Rossi y como lo hizo Zaffaroni.

Todo el sistema judicial de Argentina es un colador donde no se controla el accionar de los juristas, y mucho menos el destino de los criminales, lo que es sin duda parte de la herencia kirchnerista.

Quizás el caso de Micaela no sea una muerte en vano, quizás este sea el disparador que haga despertar a la sociedad para exigir justicia real , y quizás solo si queda dignidad para este país, este caso sea el que haga que el sistema judicial comience a cambiar para proteger a otras Micaelas.