La hermosa capital de la República Checa, en el centro de Europa, está atravesada por el río Moldava que se puede cruzar por varios puentes, uno de ellos peatonal, el famoso puente de Carlos, que cuenta con varias estatuas que representan a santos. Cuenta la leyenda que si uno toca la estatua de San Juan Nepomuceno la buena suerte está asegurada. Aunque ya es muy buena suerte poder visitar una de las ciudades de mayor belleza arquitectónica y sentirse como que se ha viajado en el tiempo y se ha vuelto a las épocas medievales. Recorrer sus calles tiene un encanto especial porque parecen salidas de un cuento de hadas.
El centro de Praga no es muy extenso y se lo puede recorrer perfectamente caminando. La Ciudad Vieja con su plaza donde se encuentra la Municipalidad con el conocido reloj astronómico construido a principios del siglo XV y reconstruido en 1490 es el lugar más visitado. Cada vez que el reloj marca una hora, la multitud de observadores puede ver la procesión de los 12 apóstoles que pasan rápidamente. Hay que apurarse para sacarles fotos porque tardarán una hora en volver a pasar.
El barrio judío con su cementerio donde, debido a la falta de espacio, los cuerpos se debían enterrar unos encima de otros, hasta llegar a 12, es otro lugar que se debe conocer. Antiguamente, el barrio era un gueto y el cementerio está rodeado por varias sinagogas que se pueden recorrer.
La zona llamada Malá Strana, junto al río, es una de las más bellas de la ciudad. Ahí se pueden ver bandadas de cisnes que se acercan pidiendo alimento y se puede disfrutar de tranquilidad sentándose en algún banco a orillas del Moldava. En los alrededores se encuentra el mural en memoria de John Lennon, donde los turistas dejan mensajes de paz.
Otro lugar que no puede faltar en nuestra visita es el imponente Castillo de Praga. donde se halla la Catedral de San Vito, de estilo gótico y el Callejón del oro, lugar donde se pueden ver pintorescas casas de artesanos, detenidas en el tiempo, en una de las cuales se cuenta que vivió el escritor Franz Kafka.
Si le interesan la arquitectura, el arte, la historia y tiene en mente un viaje a Europa no deje de pensar en visitar Praga, seguramente, su encanto lo cautivará.