La mayoría de los turistas que viaja por la Carretera Austral, en el sur de Chile, coincide en que este camino está cargado de momentos especiales; para muchos es un destino más dentro del viaje. No sólo por la inmensidad del paisaje y de los espesos bosques de lenga que lo rodean, sino también por la fauna típica de la zona, donde los huemules, escasos y en peligro de extinción, pueden asomarse en medio de la ruta.
La construcción de la Carretera Austral comenzó en el año 1976 y actualmente está compuesta por 1240 kilómetros que unen Puerto Montt y Villa O´Higgins, en el extremo sur de Chile.
Parte de este camino está pavimentado, el resto es de tierra, lo que de alguna u otra manera favorece la contemplación de los alrededores. Y es que los autos no pueden correr a alta velocidad, por lo tanto esa lentitud permite observar con mayor detalle el extremo sur de Chile.
Imperdible en esta zona es conocer Balmaceda, Puerto Tranquilo, las cabañas de Mallín Colorado, los puentes de madera de Caleta Tortel y cómo no, el último punto de esta ruta, Villa O´ Higgins. Una comuna chilena habitada por 600 personas.
Los que viven aquí hacen patria en este lugar. Es una especie de aldea donde la vida es tranquila pero sacrificada, nada fácil, sobretodo para los que estamos acostumbrados a las comodidades y a los servicios de las grandes ciudades.
Por ejemplo, en Villa O´ Higgins los productos de primera necesidad tienen un costo elevado. Y es que la lejanía y el traslado valen, y no poco. Un kilo de arroz puede llegar a costar 4 dólares. Y así pasa con otros productos que sustentan a los habitantes.
En materia educacional, los niños a los 13 años deben dejar el pueblo.
Terminan sus estudios secundarios en Coyhaique, una de las ciudades cercanas que ofrece estos cursos.
Pero en Turismo hay varias cosas que hacer; es un sector creciente, sobretodo en los últimos 10 años. Para dormir, hay alojamientos austeros, atendidos por lugareños, donde una noche puede costar entre 10 y 20 dólares. Pero también existe el 'Lodge Robinson Crusoe', una alternativa más lujosa, ubicado en el centro del pueblo.
Y con el alojamiento seguro, hay que comenzar a disfrutar del entorno. Interesantes senderos de trekking por bosques de la Patagonia, pesca deportiva , cabalgatas y fotografía son sólo algunas de las actividades. Pero sin duda, lo que más llama la atención de este destino es el acceso a Campo de Hielo Sur. Desde aquí, se puede tomar un catamarán para ir a conocer muy de cerca los hielos milenarios y con ellos brindar junto a la tripulación. La duración de la travesía es de 12 horas.
El sello turístico en este lugar no sólo lo entregan los paisajes, sino también el valor humano y la simpleza de la vida, algo perdido en las localidades más urbanas de la Patagonia. Por ejemplo, muchas personas comparan Villa O´ Higgins con Bariloche, hace medio siglo atrás.
Para cerrar el día, qué mejor que ir a disfrutar de un cordero al palo en el restorán 'Entre Patagones'. La experiencia es aún más entretenida si se arma una mesa larga en la que se puede compartir con otros turistas y lugareños.
Es interesante conocer este lugar. La belleza de los alrededores impacta, pero a la vez sobrecoge, sobre todo cuando los visitantes se detienen a escuchar el silencio que reina en este paraje, ubicado a pocos kilómetros de la frontera con Argentina y a más de dos mil de Santiago.