Son famosos, gana millones de dólares al año y juegan en grandes equipos de fútbol, sin embargo ellos nunca han olvidado su pasado. Entre la guerra, el exilio y los campos de refugiados vivieron una infancia que no la quisiera padecer ningún pequeño en el mundo.

La crisis migratoria que atraviesa actualmente Europa, una de las más graves en la historia, tiene episodios previos que sucedieron años atrás y que tienen como protagonistas a grandes jugadores de fútbol, quienes pasaron por situaciones similares antes de conquistar los terrenos de juego.

El caso tal vez más significativo le sucedió a Edin Dzeko, atacante de la Roma de Italia y quien recuerda como un día su madre le salvó la vida cuando una bomba mató a muchos de sus amigos minutos después de jugar al fútbol. "Mi madre me salvó un día la vida cuando no me permitió salir a jugar al fútbol”, recuerda el delantero bosnio según reveló el portal digital 90 minutos.

Otros casos son igual de llamativos que la historia del delantero bosnio. Fabrice Muamba, ex jugador del Tottenham inglés y quien se retiró del fútbol tras sufrir un infarto en pleno juego, tuvo que salir de su Congo natal luego del asesinato de su padre.

También el belga Christian Benteke, padeció la guerra que azotó al Congo en la década de los 90, el actual delantero del Liverpool inglés, abandonó África junto a su familia cuando apenas tenía dos años de edad.

Bélgica fue destino gracias a un tío que residía en la ciudad de Lieja.

Estos grandes futbolistas tuvieron un nuevo comienzo, algo que a día de hoy buscan miles inmigrantesen Europa quienes han decidido dejar atrás la guerra y violencia del Estado Islámico en Irak, Libia, Siria y Afganistán.

El mismo comienzo que buscaba Abdullah Kurdi junto a su esposa y sus dos pequeños Galip (5) y Aylan (3), niños que murieron víctimas de la guerra y del olvido europeo.

Nadie podrá saber a ciertamente si Aylan, el niño cuyo caso consternó al mundo entero tras morir a orillas de la playa en Turquía luego del naufragio de la embarcación en la que se desplazaba con sus padres hacia Europa occidental, sería estrella del fútbol o por lo menos llevaría una vida tranquila y placentera. El destino destino quiso que este ángel de 3 años pasara a la historia como el niño que parió el mar.