Ayer, ambos jugaron los partidos de ida por esa instancia y no obtuvieron buenos resultados. El actual campeón del fútbol argentino visitó a Guaraní en Paraguay, rival conocido por haberlo enfrentado en la fase de grupos. El Millonario, por su parte recibió en su cancha a un Cruzeiro de buenos ánimos, tras haber eliminado a San Pablo.
El equipo de Cocca no salió a buscar el partido y lo pagó caro. Se lo vio tranquilo y le faltó la presión con la que se lo vio jugar repetidas veces en los últimos meses. En el primer tiempo apostó a las pelotas largas para la dupla delantera que tantos gritos sagrados les dio a los hinchas de la Academia, pero no hubo la conexión suficiente entre ellos.
Bou, el goleador de la Copa, tuvo algunas oportunidades aisladas que no pudo concretar.
Al final de esa primera fase, en una jugada tonta, fue expulsado el zaguero Luciano Lollo, lo que desbarató totalmente la estructura de Racing.
Los primeros minutos del complemento fueron los únicos momentos de gloria para el visitante, aunque no duraron mucho. Guaraní se recuperó enseguida y volvió a controlar el juego, como había hecho hasta el momento. El 9 paraguayo, Federico Santander, acompañado por buenos volantes, superaron a la defensa de Racing y dominaron el balón, pero con poca profundidad en el área.
El DT de la academia se vio obligado a sacar al príncipe Diego Milito para sumar a un defensor que cubriera el hueco dejado por el expulsado Lollo.
Lo que es cuestionable es que nunca sumó a Brian Fernández, como siempre hace, para reforzar el ataque y buscar convertir el tan ansiado gol de visitante.
Cuando ambos equipos creían que el partido sería un empate, una buena jugada individual de Julián Benítez que terminó en un derechazo que dio en el fondo del arco de Saja derrumbó las ilusiones de Racing.
Aunque sólo por ahora, porque el próximo jueves tendrá la revancha en su estadio y con su gente. En el medio, el domingo juega el clásico con Independiente en el Cilindro.
A River le pasó algo parecido, pero jugó de local y ahora deberá revertir la situación en Belo Horizonte. Desde un principio Cruzeiro salió a presionar a River y lo asustó más de una vez en los primeros minutos.
Más adelante el equipo de Marcelo Gallardo recuperó el balón gracias a la dupla Ponzio-Kranevitter, pero nunca formaron un sistema con Mora y Teo. Pity Martínez, que había tenido ciertos aires de gloria, está desdibujado.
Gallardo pudo divisar las dificultades que había para lograr profundidad y optó por meter a Leonardo Pisculichi y Camilo Mayada, que tienen más penetración en el ataque. Su última carta fue Fernando Cavenaghi, con la esperanza de romper el arco de Fábio. Ninguno de estos reemplazos fue suficiente para evitar que Marquinhos cambie el destino del partido faltando 9' para el final. El resultado obliga a River a ganar de visitante para pasar a semifinales.