Opinar con el diario del lunes, o en este caso del domingo, es muy fácil. Vamos a hacer a un análisis previo de cómo llegan los dos equipos a la final de Copa, los momentos por los que pasan y las diferencias futbolísticas.
Comencemos por el local y ¿favorito?, Chile. Llega a esta final con 12 jugadores, su hinchada juega un papel muy importante y se hace sentir. Jugar en casa es tan bueno como a la vez complejo. Chile sólo estuvo un partido abajo en el marcador (fue contra México) y cada vez que el equipo azteca sacaba ventaja, los trasandinos hacían un silencio ensordecedor en el estadio.
En el análisis más frío de los simples números, el equipo chileno llega como máximo goleador, con 13 goles a favor y sólo 4 en contra. Pero hay que ser claro en algo; Bravo, que tiene 4 goles, no tiene ni por asomo el nivel del Barcelona; a Chile le llegaron poco. Y la defensa demostró que tiene problemas con las contras veloces, y ni hablar con los centros al área.
En materia de juego brusco y patadas podemos decir que es uno de los equipos que tiene menos amonestados, sólo 6 amarillas, aunque tiene un expulsado y un suspendido postpartido.
Por el lado de Argentina, los números son más simples. Con una primera fase muy humilde, sólo hizo 4 goles, y parece que se destapó con los 6 goles en la semifinal ante Paraguay.
Tiene a favor que sólo le marcaron 3 goles (dos en un mismo partido), y que la presencia de Messi, Agüero y Di María, provocan que los equipos que enfrentan piensen más en la defensa que en el ataque.
Argentina mostró muchas dudas en la defensa, pero cada vez que un equipo salió a atacarlo, tuvo que soportar una tormenta de contra.
La delantera Argentina es muy veloz, juega muy bien con y sin pelota, y parecen llegar en la cresta de la ola.
Messi, sólo lleva un gol en este torneo (de penal ante Paraguay), pero en el último partido por semifinales, demostró que su nivel es superlativo y que no le hace falta marcar para ser figura. Si Argentina logra que Chile quiera atacarlo, está logrando que Chile se suicide futbolísticamente.
Sería una gran proeza del equipo trasandino que supere a Argentina dentro del tiempo reglamentario. Pero a la hora de la verdad, son 11 contra 11 y hasta que no ruede la pelotita, nadie sabe qué va a pasar.