La llegada de Gabriel Milito a la dirección técnica de Estudiantes de La Plataparecía como un ventisca de aire o un balde de agua fresca que ilusionaba con modernizar el Fútbol argentino. Las vivencias del ex jugador del Barcelona de España e Independiente, suponía un cambio del clásico modo de juego del 'Pincha'. Pero a pesar de los deseos, Milito aún no pudo llevar a cabo su idea.

Es más, no sólo que el ex jugador de Independiente no pudo cambiar si idea, sino que ni siquiera el equipo deja indicios de buen juego. Son pocos los minutos que su equipo juega bien, contables con la palma de una mano y con poco para destacar de esta primera experiencia.

Si es cierto que Estudiantes no es lo que era, que hay varios jugadores que ya no están. Es el caso de Joaquín Correa, Geronimo Rulli y Guido Carrillo como ejemplos; además de las salidas de Diego Vera y Román Martínez a Independiente y Lanús, respectivamente. Pero lo cierto es también que el nivel del equipo no es el deseado.

Apenas el encuentro con Independiente Santa Fe de Colombia y esporádicos minutos en el torneo local, es de los más destacado de ciclo de Gaby Milito. Y para colmo, todavía no se ven indicios de mejora tras el receso después de la Copa América realizada en Chile.

¿Qué es lo que pasa entonces?

Si tuvieramos que hacer un recuento de lo que sucede son varias cosas, primero las idas de jugadores importantes al exterior; el corto tiempo que lleva Milito a cargo del plantel de Estudiantes, y tercero el bajo rendimiento del equipo.

Pese a eso, bajo la dirección del ex jugador del Barcelona, a cosechado muchos puntos; muchas veces si jugar del todo bien.

¿Pero que pasará cuando la ruleta se le venga en su contra?

Es cierto que ahora el equipo está ganando a veces sin jugar del todo bien, pero que pasará cuando esto deje de replicarse, es decir: las victorias con lo justo debido a la mera inspiración de los jugadores y muchas veces por casualidad. ¿Qué sucederá entonces?

Es que deberá ser más flexible con su ideas, para poder empezar a llevar a cabo una linea de juego. O es que la insistencia lo terminará destruyendo.