A horas de la serie de atentados que sacudió la capital belga, la policía ese país dio a conocer los nombres de quienes se cree fueron los autores de los ataques, que al momento dejaron un saldo de 34 victimas fallecidas y más de 130 heridos.
Según reporta el Telegraph, los principales sospechosos para las autoridades son Najim Laachraoui y Mohamed Abrini, de 24 y 30 años de edad respectivamente. Ambos, además, tienen sendos vínculos con el atentando terrorista cometido en París el pasado 13 de noviembre y con el recientemente capturado Salah Abdeslam, una de las mentes dentrás del siniestro evento.
Laachraoui viajó a Siria en 2013 para unirse al Estado islámico (EI) y reingresó a Europa haciéndose pasar por refugiado bajo el nombre falso de Soutane Kayal. Gracias a un pasaporte apócrifo pudo moverse con cierta libertad por territorio europeo y tuvo contacto con Abdeslam en Hungría, previo a los ataques al Stade de France y el teatro Bataclan, en los que su participación fue doblemente probada gracias a muestras de material genético obtenidas de los explosivos y en las pesquisas realizadas a posteriori en los barrios belgas de Auvelais y Schaerbeek.
Abrini, belga de origen marroquí, es según las autoridades amigo de la infancia de Abdeslam, y formó parte de las operaciones terroristas en París.
Gracias a cámaras de seguridad urbana pudo ser visto conduciendo el auto que utilizaron los terroristas para transportarse en territorio francés.
Pero ellos nos serían los únicos involucrados. El diario El País difundió en las ultimas horas una fotografía facilitada por la policía federal belga a instancia de la Fiscalía que lleva el caso, que parece confirmar la existencia de un tercer terrorista, cuya identidad no ha podido ser aún confirmada.
El mismo continuaría prófugo y un cinturón de explosivos que sería suyo, hallado en el aeropuerto de Bruselas, fue detonado en una explosión controlada por efectivos policiales.
Parece haber un consenso entre los especialistas en temas de seguridad con respecto a que el disparador del ataque habría sido la captura de Abdeslam el pasado 18 de marzo en el suburbio bruselense de Molenbeek.
También se estima que por la complejidad y coordinación del mismo existía una preparación que precede a la acción de las autoridades belgas, y que en todo caso, la aprehensión del jihadista no hizo más que acelerar los tiempos.
En total, fueron tres explosiones, dos en el aeropuerto de Bruselas y otra en la estación de metro de la misma ciudad, sucedidas a las 8:00 de la mañana. Existen reportes de una cuarta explosión en inmediaciones de la calle La Loi, pero la misma no ha sido confirmada. El saldo del ataque es todavía incierto y las autoridades avisan que el número de victimas se irá incrementando con el correr de las horas.