Hace 30 días un terremoto de 7,8 en la escala de Richter destruyó a Ecuador, en especial a las provincias de Manabí y  Esmeraldas. Las consecuencias fueron 660 muertos, 52 mil heridos y 32 desaparecidos. Es la peor tragedia en la historia de ese país. Muchos de los que sobrevivieron viven en albergues del Gobierno o en campamentos, sumando 33 mil personas . Más de 40 mil evacuados están en casas de vecinos o amigos.

Hay otros que quedaron a la intemperie.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, asegura que su país no tendrá una vida normal durante varios años. Para enfrentar la situación, el mandatario tomó medidas como aumentar los impuestos a los sectores mas acaudalados y pedir a la comunidad internacional la suma de 65 millones de euros para asistir a las víctimas. El desastre es tan grande que esa suma económica no será suficiente. Hasta ahora Ecuador recibió unos 10 millones de dólares de las Naciones Unidas.

Uno de los puntos más importantes es el plan de viviendas con que el gobierno intentará asistir a las familias daminificadas.

El estado le dará unos 10 mil dólares a cada una para que acceda  a un 'hogar económico', y así dejar de estar en la calle. También están diseñando un plan especial para todos los bebés que están naciendo, ya que los rodea una realidad pésima: sus madres están en un albergue o a la interperie. Además hay miles de niños que quedaron huérfanos.

Lógicamente, la mayoría de las victimas son ecuatorianas, pero también hay damnificados extranjeros, en su mayoría colombianos. Aún no hay noticias de los 16 argentinos desaparecidos. Increíblemente, el turismo está coloborando en la reconstrucción del país, ya que son muchos los extranjeros que viajan a ese país para sacar fotos de esa catástrofe. Lo hacen por distintos motivos: curiosidad, fines periodísticos o para asistir a las víctimas.

A un mes del terremoto, Correa calcula que los pérdidas materiales ascienden a 3000 millones de dólares, por lo que la ayuda internacional se hace indispensable.