Histórico: los británicos salieron de la Unión Europea. Los resultados del Brexit, es decir la consulta popular sobre si ellos querían quedarse en Europa o no, fueron ajustados. El 52% prefirió irse y el otro 48% quería quedarse. La mayoría de la población escocesa prefería permanecer en Europa, como la decisión final fue otra, buscarán la independencia del Reino Unido, y así poder quedarse en el Viejo Continente.

La primera consecuencia de esta decisión histórica fue la renuncia del Primer Ministro David Cameron, quien alentó a los ciudadanos a quedarse en la Unión Europea.

El jefe de estado dejará su cargo en octubre, por lo que ya se inició una carrera frenética para reemplazarlo. Cameron, al ver los resultados finales, sintió que ya no era el hombre indicado para dirigir Gran Bretaña, por lo que vió en la renuncia, la mejor opción.

Los británicos inician un camino desconocido, no están alegres, la palabra más adecuada sería 'precavidos', ya que se lanzan a una aventura completamente nueva. Están sorprendidos por su propia osadía. Lo increíble es que los partidarios del Brexit estaban convencidos de que perderían el referendum popular, cuando se supieron vencedores, se quedaron sin palabras: Gran Bretaña se independizó de Europa.

Otros de los efectos de la salida de la isla del Viejo Continente fue el desplome de la bolsas en el mundo, no se salvó nadie a excepción de China, cuyo mercado bajó 1,3%.

En el otro extremo se encuentra Grecia, cuya Bolsa se desplomó hasta el 13,42%. Los expertos en economía advirtieron a los británicos que esto iba a suceder si se iban de Europa, pero ellos prefirieron ignorar los consejos.

Sociólogos y analistas políticos aseguran que la transición a la independencia total le tomará de dos a cuatro años a Gran Bretaña.

La crisis también llegó a su moneda, la libra esterlina. Mientras tanto reina la incertidumbre en la isla y aún más en el Viejo Continente, que atraviesa la peor crisis política, económica y de identidad en su toda su Historia.