El presidente de Brasil, Michel Temer, revocó ayer la ley que permitía la intervención militar para reprimir las manifestaciones; la decisión fue tomada después de los duros reproches de la oposición y de la comunidad política, que criticaron con rigidez la medida que fue impuesta por el mandatario. Para Temer, la resolución tenía como fin imponer orden en el Distrito Federal.

Mediante una nueva resolución, el presidente brasileño derogó un mandamiento que permitía la intervención del Ejército militar en el control de las calles y en la contención de las manifestaciones.

La medida fue depuesta en consideración de que “ha cesado la violencia” y que, por consiguiente, “se ha restablecido la ley y el orden en el Distrito Federal”.

La normativa tenía por objetivo “garantizar la ley y el orden”, facultaba a las Fuerzas Armadas ejercer acciones de represión y contención. Por este dictamen, 1500 soldados del ejército fueron destinados a custodiar distintos puntos del Palacio del Planalto y de la Explanada de los Ministerios.

Esta resolución había sido anunciada el pasado miércoles, jornada considerada como la más caótica del Estado Federal de Brasil. Durante la presentación, el ministro de Defensa Raúl Jungmann afirmó a la población que no estaban permitidos los actos que “vengan a empañar un proceso que se desarrolla de forma democrática y en respeto a las instituciones”.

Aquel día, gran parte de la población se reunió en el centro político de Brasilia bajo la consigna de la “urgente destitución de Michel Temer”; las manifestaciones se iniciaron pacíficamente y con el correr de las horas el apaciguamiento se fue tergiversando, lo que desembocó en un enfrentamiento violento entre los manifestantes y la Policía local.

El resultado fue catastrófico, 49 heridos, muchos detenidos y edificios públicos destrozados. Frente a esta situación, la imagen del sucesor de Dilma Rousseff esta más deteriorada. Sus oponentes y la gran mayoría de los habitantes de la nación exigen el llamado urgente a elecciones.

Temer esta siendo investigado por la fiscalía, por presunto intento de obstrucción de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita.

La prueba que determinaría su acusación formal, es una grabación en la que se escucha al mandatario avalar el pago de sobornos al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, para garantizar su silencio, en la causa del Lava Jato

El audio fue entregado por el empresario dueño del frigorífico JBS. Frente a esa acusación Temer afirmó que no renunciaría a su cargo y aseguró que la cinta fue editada y manipulada.