"No lo soñé -¡ieee-eeeeh! Los ojos ciegos bien abiertos. ¡No mires por favor! Y no prendas la luz... La imagen te desfiguró". Considerado este estribillo como el "pogo" más grande del universo, la letra de la canción 'Ji, ji, ji' de 'Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota' nos ofrece una perspectiva de la lógica lineal e intempestiva del aparato oficialista nacional. Tantas veces usaron 'Banderas en tu corazón' de la canción 'Juguetes perdidos' de la citada banda, que hoy, con más verdad que nunca, hacen ECO esas líneas.
El domingo pasado sucedieron las elecciones primarias, abiertas y obligatorias en la Ciudad de Buenos Aires, donde el partido Frente para la Victoria obtuvo un tercer puesto con el 18,7 porciento (algo más de 300.000 votos).
Más allá de la histórica conducta esquiva de los votantes de la Capital para con el "peronismo" en esta oportunidad el resultado golpeó fuerte dentro del espacio kirchnerista. No solo porque mostró que su mensaje es sólo para la propia tropa - incluso ni eso en este caso- sino porque a nivel candidatos, el mejor delfín de la organización La Campora no tracciona votos ni siquiera presentó una propuesta real de alternativa en caso de alzarse con la jefatura de gobierno. ¿Cuánto vale Marangoni hoy en día?
Las elecciones, y más las primarias, son para competir, por lo tanto se puede ganar o perder, Un problema importante que se vislumbra de este espacio es el nulo nivel de autocrítica, ni siquiera de reconocimiento de un electorado alejado de su "modelo" de país.
Aún así, tampoco es el peor problema que reconocemos desde esta columna, quizá lo peor esté en línea con la discusión caprichosa de que ese resultado no sucedió, que el problema es de los porteños, que "votan otros valores que no son los nuestros" como afirmó Eduardo Mocca en la emisión del programa 678 del día domingo 26 de abril.
Más allá que no sea funcionario, representa una línea de pensamiento y de conducta que identifica la ausencia de autocrítica y de reconocimiento de un espacio de debilidad discursiva que impide trasladar "sus valores" y hacerlos colectivos.
Pero, ¿qué significa cegarlo todo? ¿qué significa contar otra historia? Significa la ausencia de una visión real de lo que percibe la comunidad (en este caso, porteña), de ese "vamos por todo" avasallando y tergiversando realidades para satisfacer su propia creencia.
No es fascismo, ni totalitarismo, es egoísmo que funciona como combustible para alimentar el deseo que la propia posición sea la correcta, la mejor, la única verdad, el resto, lo "desprovisto de política".
Estos 12 años de la historia argentina fueron muy importantes para el futuro y el kirchnerismo tuvo mucho que ver, de manera positiva. Quizá el agotamiento del modelo tenga que ver con el desgaste propio de los años y de haberse rodeado de un grupo de aplaudidores que no hace más que retroalimentar sus propia epopeya, sabiendo que si este ciclo termina, habrá lugar para ellos en otro lado. ¿O alguién cree que Aníbal Fernández se retira de la función pública?
El kircnerismo en la Ciudad aún compite, aún es fuerte en aquellos lugares donde la gente sí comparte sus valores y le dio el segundo puesto en las primarias, como en Puerto Madero.