La semanapasada, el jueves más precisamente, se produjo un hecho inusual y alarmantedentro de la vida política del país. El Gobierno, de forma autoritaria y sinninguna causa que lo justifique, desplazó de su cargo como subrogante de sala Ide la Cámara Federal de Casación Penal al juez Luis María Cabral, abriendo asíuna ventana por la cual mandar un mensaje sobre la posibilidad de desplazarjueces con un mero acto administrativo y dependiendo solamente de los integrantesdel Consejo de la Magistratura que responden ciegamente a Cristina.
El gobiernopregona por la democratización de la justicia desde hace varios años, perohasta ahora siempre terminó por imponer fiscales y jueces que expresamentehayan apoyado al proyecto lo cual dista mucho de ser un acto democrático ytermina por configurar el oxímoron de la "democratizaciónautoritaria"
Más allá dela sensibilidad de los temas en los que intervenía el Juez Cabral, como lainconstitucionalidad del Memorandum de Entendimiento con Irán y la causa sobreHotesur está el tema de la intromisión del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial.Acá se aprovecha una ley sancionada con la mayoría automática del gobierno paradirectamente desplazar jueces que considera contrarios a sus intereses yreemplazarlos por otros adeptos al gobierno.
Hoy en díael sistema de justicia está lleno de jueces subrogantes, que son aquellos quecubren vacantes hasta que se designen los jueces titulares, pero como elgobierno nunca propone los jueces para cubrir estos cargos, los mismos estánocupados por otros jueces de manera interina. La calidad de interinato de unjuez subrogante no lo hace necesariamente reemplazable a conveniencia de otropoder del estado sino que cesaría en sus funciones al designarse un titularpero parece que el gobierno finalmente fabricó un hueco por donde removerjueces que fallan contrariamente a sus intereses para ubicar magistrados que lerespondan con fallos.
¿No seríamás correcto designar los jueces titulares? Por supuesto que sí, pero para ellose necesita una mayoría que el gobierno no dispone en el congreso, como pasócon Carlés para ocupar un puesto en la Corte Suprema de Justicia de la Nación,entonces se pasa a cambiar subrogantes para asegurar la imparcialidad que lajusticia nunca debería perder.
Comoconclusión final, podríamos decir que lentamente se está quitando la venda dela justicia para que pueda ver más claramente y direccionar los fallos, ya node manera objetiva e imparcial, sino de una forma totalmente subjetiva ydireccionada a beneficiar al poder de turno.