Hace un par de días, Carlos Tévez se prestaba a dar una entrevista con el conductor de 'Animales sueltos', Alejandro Fantino. Distendido, en una charla muy amistosa, el 'Apache' habló de una realidad que parece haber quedado olvidada. En futbolista habló de su estadía en Formosa durante la Copa Argentina: "Estábamos en un hotel 5 estrellas, parecía Las Vegas, con casino y todo, y salías afuera y la gente se cag... de hambre". Estas palabras en vez de haber quedado como un llamado a la reflexión para las autoridades formoseñas ocasionaron una inesperada reacción, con condimentos muy violentos hacia el actual "10" de Boca Juniors.

Es que Tévez desnudó el tabú de la pobreza. Una pobreza de la que no se puede hablar, al menos que se haga referencia a la del 2001. Es que hoy no hay estadísticas oficiales para no "estigmatizar" -entre esto y ser indiferente no hay mucha diferencia-. Pero hay algo de Carlitos que lo torna incuestionable, y es la pobreza que él vivió. Por eso sus dichos generan incomodan. No se lo puede atacar personalmente, ni tildarlo de 'Gorila' o la cantidad de improperios que recibiría de no ser Carlos Tévez y hablar de la pobreza. Aunque claro está, para el gobierno de Formosa parece no haber límites.

En un contexto donde los hechos parecen no importar, el Gobernador de Formosa, Gildo Insfran -que lejos de hacer una autocrítica después de casi dos décadas de mandato-, denunció una campaña sucia de la oposición, la cual no tiene entidad en su provincia.

Los dichos de jugador van en ese sentido, porque -a su parecer- estuvieron guionados y no surgieron de su real sentir.

Pero el asesor de la Jefatura de Gabinete de Ministros de Formosa, fue más allá y tildó a Carlitos de "Villerito Europeizado". No hay interpretación posible que pueda salvar sus dichos.

Carlos Tévez rompió el tabú, habló y denunció la pobreza.

El futbolista es amigo de Daniel Scioli y se lleva bien con Macri -saltó la grieta-, y eso sólo ya mareó a millones.Los inmorales esperan que los que son distintos tengan algo malo por mínimo que sea para caerle con todo, para borrarse de culpas. Pero Carlitos está limpio, y eso - en esta década de escraches- lo vuelve libre para hablar de lo que habla, y eso parece resultar imperdonable.